Por Dr. Gonzalo Fernández Quiroga

Queridos Reyes Magos,

este año ha sido muy especial para todos. Para el mundo, para la sociedad, para los políticos, para la ciencia, para la medicina y, también para mi, la homeopatía.

Aunque tengo más de doscientos años, me considero una terapéutica joven. Creo que me queda mucho por aprender, por aclarar, avanzar, por sistematizar, hasta llegar a aquello que mi padre Hahnemann siempre quiso que fuese, un arte de curar que se acercase, en cuanto a certeza, a la ciencia matemática. En estos momentos creo me queda aún mucho camino para llegar a ello.

Los cambios y sufrimientos en este año de pandemia han sido tan grandes que quizás estaría fuera de lugar hablar de mi situación particular. Pero como también formo parte de la medicina, de la sociedad, de la política, de la ciencia, del mundo y, como también he sufrido esos cambios como todos, creo que también puedo pedir mis regalos en el bien entendido que si hay otras prioridades y no me llegan algunos lo entenderé perfectamente.

Pero empecemos por el principio, por donde se empieza siempre una carta a los Reyes Magos.

¿Cómo me he portado?

Pues bien y mal, que queréis que os diga. Tampoco voy a engañaros que bien sé que la estrella de Oriente lo ve todo.

Las circunstancia han seguido siendo difíciles para mi y mis compañeras de Terapias No Convencionales. No quiero repetirme. Y a todo ello se ha sumado lo de la pandemia que, como decía antes, nos ha hecho pasarlo mal a todos.

Pero dejemos de hablar de los factores externos que ya sabemos cómo son y ya los hemos explicado muchas veces: que si los grupos de presión, que si sectores gubernamentales, que si algunos medios e instituciones… Hablemos de mi, para variar, ya que como dice nuestro amigo Sankaran “no hay nadie o nada ahí fuera que no sea uno mismo”.

Cualquiera diría que esta situación tan difícil que arrastramos desde hace años (y ahora más con la pandemia) debería hacer, más que nunca, que todo el organismo, mi organismo, funcionase a la una, en una visión global y de conjunto, como repetimos, además, que debería ser la medicina, toda la medicina. Todos los órganos y funciones en la misma dirección, sacrificados y solidarios.

Pues tengo que decir que, por desgracia, no ha sido del todo así. Algunos órganos solo han pensado en sí mismos y, como decía en otro escrito, nos han ofrecido buenos ejemplos de dogmatismo, insidias y discordia. No voy a decir cuáles, que todo se sabe. Lo bueno es que se les llena la boca con lo de la globalidad, el holismo, la “divina homeopatía”, pero a la hora de la verdad, a la hora de defender esas ideas delante de las instituciones, los medios, los grupos de presión o quien sea, piensan que es mejor no hacer nada y que Dios proveerá. Se ponen así de estupendos, profundos y (falsamente) universalistas. Y que ahora hay que hibernar. Sí, como las marmotas. Y que cada uno por su lado, vaya. Que si los huesos renquean, nada, que se lo trabajen. Que si el hígado, que si el riñón… nada, ajo y agua. Y es que algunos comportamientos son así de individualistas y egocéntricos.

En realidad, yo también estoy de acuerdo con ellos y también creo que Dios provee. Pero esto es como el chiste. Os lo recuerdo para que os relajéis un poco de tanto trabajo que seguro tenéis estos días.

Hay un tipo colgado de un precipicio a punto de caerse y, como es muy pero que muy creyente, ruega a Dios que le ayude y lo saque del atolladero. Tiene plena confianza y seguridad de que así será. En eso que llega un helicóptero de Emergencias para ayudarle pero él les dice que no los necesita, que se vayan, que los ángeles harán sonar sus trompetas y se abrirán los cielos y que Dios, nuestro Señor, lo sacará de allí. Sin embargo, desgraciadamente, la ayuda divina no llega y el tipo cae y muere. Cuando llega ante Dios le pregunta, muy enfadado, que cómo a un creyente como él, servidor fiel, Dios no le ha ayudado a salir del abismo y llevado en volandas a tierra segura. Y Dios lo mira con sorpresa y le dice: ¿cómo que no te he ayudado? ¿y el helicóptero de Emergencias que te mandé, qué?

Pues así estamos por aquí. Hay buenos helicópteros, buenos órganos nobles y expertos que hacen una labor encomiable pensando no solo en sí mismos sino en el conjunto y que ayudan a los huesos o al hígado o al riñón, si lo precisan, sin hacerles más preguntas. Sin exámenes de idoneidad. Sobre todo cuando hay un abismo y se trata de sobrevivir. Sobre todo cuando los ángeles que tocan las trompetas del cielo solo están en tu cabeza.

Pero, bueno, confiemos en que la perspectiva holística se acabe de imponer en los holísticos y vayamos a los regalos que es más divertido

Lista de regalos

Si os ha sobrado un poco de oro, incienso y mirra sería perfecto para mi

• Oro (Aurum Metallicum) para seguir manteniendo viva la llama, la responsabilidad por los demás y el liderazgo, con sabiduría y comprensión. Y que aunque el trabajo sea duro, a veces en soledad, no haya cabida para el desánimo.

• Incienso (Boswellia Serrata, Sacra, Olibanum) para aliviar el dolor de que las cosas se vayan, dejar la carga, mediar y ayudar de forma equilibrada, y seguir buscando la armonía dentro del grupo y la sociedad.

• Mirra (Commiphora Myrrha), para hacer más llevaderos nuestros sufrimientos y los de nuestro alrededor y para recordar que lo espiritual está por encima de los bienes materiales.

También me pido, y prometo seguir trabajando para ello, un poco de

• Solidaridad
• Conciencia
• Belleza
• Amor 30 CH

Y lo que tengáis a bien añadir…

Seguro que ya habréis encontrado en la entrada el agua, las galletas, la leche y los dulces y también Mis Mejores Deseos para todos.

Y esperemos que el refrán se cumpla en el comienzo de este Año de nieves.

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