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Gestación, nacimiento y crianza desde el Sur II

Madre tomando la temperatura a su hija gestación crianza homeopatía caso clínico

Por la Dra. María Fuentes Caballero

No podemos dejar de recordar que ahí están las cifras: los fármacos constituyen la segunda, tercera o cuarta causa de muerte (según países o estudios) en el mundo occidental 1  Añadamos a esto el coste en salud que implica semejante situación y el coste económico para cada país, para nuestro país, y para la ciudadanía y sus impuestos. Amén del sufrimiento añadido.   

La ley curativa se está vulnerando continuamente porque se prioriza por encima de todo la desaparición de las molestias. Sean éstas fiebre, tos, mocos, amigdalitis o erupciones. Eso responde, obviamente, a un modelo de vida y a unos valores que han ido priorizando cada vez más la inmediatez, la comodidad, la productividad y el consumo. A veces, que la criatura siga yendo a la guarde o a la escuela. A veces que l@s mapadres deben ir a trabajar y no tienen con quien dejar a la criatura enferma. A veces por la presión de una cultura hedonista, la del “no molestias, no esfuerzos, no dolor, no dificultades”.

Como siempre, con nombre figurado, para proteger a la criatura y la familia. Raúl, tiene 5 años. Viene diagnosticado con una bronquitis recurrente los últimos 3 años, tratada en la forma habitual: antibioterapia, Ventolín y corticoides en algunas crisis, más el tratamiento sintomático de Apiretal en las crisis febriles. Prácticamente, pasa en los últimos años, sobre todo los 9 meses del curso escolar, la mitad del mes enfermo y la otra mitad, recuperándose.

Lo primero es recoger la historia completa, desde el embarazo, y los antecedentes familiares. Con detalle. Es decir: de 60 a 90 minutos de recogida de información. Escucha atenta e ir reconstruyendo el puzle hacia atrás. Y van apareciendo las escenas que cada vez más he aprendido a ver venir antes de

En este caso, nada llamativo durante el embarazo y el nacimiento. Los dos primeros meses, todo bien. Pero, al tercer mes, pocos días después de la segunda vacunación – la primera fue en el hospital, cuando el protocolo aún indicaba la vacuna de la Hepatitis B 2, empieza con dermatitis, primero suavecita pero poco a poco en aumento.

A los 4 meses y medio, coincidiendo con la segunda vacunación, se da el brote grave. Tratamiento por parte del pediatra de primaria, con corticoides Tras algunas semanas mejora, hasta  desaparecer el síntoma en la piel. Pero, simultáneamente, hacen aparición los primeros síntomas respiratorios. Al principio, resfriados y faringitis.

A medida que se suprimen síntomas de nuevo, con antibioterapia y antipiréticos, hacen aparición las primeras bronquitis, que se van a hacer recurrentes en los últimos 3 años. En ese momento, acuden a mi en busca de ayuda al ver que la evolución del niño va progresivamente  a peor y que cada vez toma más fármacos.

Esta es otra de las características de una consulta de medicina homeopática: la mayor parte de usuari@s acuden por fracaso de otras terapias o considerados incurables por otr@s colegas. Por eso es aún más absurda la afirmación de que “esto es sólo placebo” Sí, un “placebo” que se aplica a casos desesperados, crónicos, supuestamente incurables, a niñ@s, adult@s, animales y con enorme porcentaje de mejoras y curaciones.

Tras la primera consulta – dos horas, que es el tiempo habitual en una primera consulta-, empiezo a ver el “puzle de la génesis de su enfermedad”.  La lectura que yo hago: tendencia hereditaria a enfermedades de la piel, manifestación leve en los primeros meses, agravación del terreno heredado, tras la vacunación – hemos observado y está descrito en la literatura médica, que estas criaturas tienen especial vulnerabilidad a las vacunas y sus componentes 3 , supresión de los síntomas de la dermatitis por cremas de corticoides tópicos (“solo es una cremita”, les dicen a l@s mapadres”), derivación del síntoma a capas más profundas –respiratorias-, supresión repetida de estos síntomas y cronificación cada vez más grave.

El camino de vuelta está claro: homeopatía dirigida a reinvertir el camino. “La curación va de lo profundo a lo superficial, de lo crónico a lo agudo y en orden inverso a como se produjeron los síntomas”. Además, desintoxicación farmacológica, alimentación biológica que ayude a la depuración y con nutrientes de reparación. Porque, además, ese sería otro capítulo aparte: la enormidad de toxicidades que hay en una criatura de esa edad, a partir de una alimentación repleta de plaguicidas, pesticidas, abonos químicos, conservantes, antibióticos, colorantes, alimentos refinados, desmineralizados y desmineralizantes. Alimentación basada en comestibles, no en alimentos, no en nutrientes.

La máxima dificultad, y lo más prioritario: ayudar a la familia a comprender el camino que les propongo.

Unos días después del primer tratamiento, agravación bronquial, que dura apenas 3 días, esta vez superada felizmente. Sin antibioterapia, ni corticoides, ni antipiréticos. Sostenido con remedios homeopáticos, ayudas naturales y caseras, paciencia y buen ánimo. Como estaban advertidos, la familia lo encaja bien. Y seguimos el camino. Contacto cotidiano telefónico, obviamente. Y frecuentemente, varias veces en un día.

Pasada esa primera crisis, conquistan lo más importante: la confianza en la capacidad autocurativa del organismo, cuando se le dan los medios y las condiciones. Disminuye el miedo, la sensación de ir a la deriva y el sentimiento de impotencia  e indefensión. ¡Y tenemos la mitad del camino hecho! Solo hay que esperar a la siguiente fase. Informo a la familia: lo siguiente será probablemente, una amigdalitis. Así sucede. A las 4 semanas. De nuevo, el mismo circuito: homeopatía unicista aplicada al momento y al individuo, en dosis repetidas a lo largo del día, dieta depurativa, cuidados naturales sencillos y caseros, mucha cercanía y tranquilidad. Disponibilidad telefónica, para sostener a la familia. Y en 3 días, crisis superada. Sin antibióticos, sin antipiréticos, sin angustia, sin urgencias. Aumenta la confianza. Y nos preparamos para la siguiente.

En un par de meses más, ya no reaparecen las bronquitis  quincenales, ni las amigdalitis. Y a los dos meses y medio del inicio del tratamiento, empieza la crisis más cruda, la más dura: la de la dermatitis suprimida. Para entonces ya hemos conquistado unas dosis de confianza en la capacidad del niño, en los recursos terapéuticos y en el trabajo de cada quien, que permite afrontarla con fuerzas y recursos, con cierta garantía de éxito. No fue una sola crisis. Fueron 3, separadas por varias semanas entre ellas. Y cada vez más suaves. Pero, especialmente la primera y la segunda, fueron muy duras. Los intensos picores , la erupción espectacular, hasta el punto de que la criatura ni podía vestirse, ni podía ir a la escuela ni salir a la calle. La rama femenina de la familia, se esmera y pone toda su energía, con mi apoyo. De nuevo, 3 remedios homeopáticos diferentes, en diferentes fases, las ayudas naturales y caseras sintomáticas, mucho esmero, mucho consuelo cercano, motivación y ánimo obran el milagro.

Es uno de los casos más duros que he seguido de cerca: todo el cuerpo en erupción. Todo el cuerpo. Supurante. Durante una semana, 5 días y 3 días, respectivamente. Las 3 crisis acaban para siempre con esa dermatitis y, por supuesto, ni las bronquitis ni las inflamaciones respiratorias de vías altas, regresan.

Han pasado 5 años. Sigue asintomático. Exceptuando los resfriados banales de cualquier criatura, que se autolimitan sin tratamiento médico.

Este es un caso tan típico, que miles de familias se pueden ver reconocidas en él. Imposible en una obra  no especializada, como ésta, analizar detalle a detalle todo el proceso, que no deja de ser maravilloso, desde el punto de vista  médico, humano  y de investigación. Duro, desde el punto de vista de l@s que lo sufren. Pero, no nos engañemos, esa dureza es autolimitada. En resumen, de 2 a 4 semanas de tránsito de este proceso (si sumamos todos los días de trastornos en esos meses), de trabajo intenso, de sostener y confiar y cuidar y confiar. Para vivir, el resto de su infancia y seguramente  de su vida, libre de todo eso y de fármacos y cronicidades.

El otro camino, el que estaban siguiendo y sigue la mayoría de la población, es  de una dureza ilimitada: años de recaídas, ausencias escolares, visitas  a urgencias, noches de insomnio y preocupación,  consumo de fármacos, con sus efectos secundarios. Todo ello, justificado en base a “que no sufra”. Cortemos la erupción para que no sufra, cortemos la tos para que no sufra, cortemos las bronquitis para que no sufra… Es una falacia. Es un aplazamiento y una multiplicación del sufrimiento. Claro que se justifica con “hacemos todo lo que podemos”, “a pesar de hacer todo lo que está en nuestras manos, no mejora más” o “menos mal que al menos tiene este tratamiento, de lo contrario, aún estaría peor”…

No sería más honesto reconocer : “si dentro de nuestro método terapéutico, no tenemos más recursos  ¿por qué no buscamos otro?”. Porque  ¡no es cierto que es incurable!. Lo único cierto es que no hemos sabido-podido curarle con los recursos a nuestro alcance.

Cada familia también es única, tiene sus creencias, sus miedos, sus reservas, sus criterios, y también sus desacuerdos entre madre y padre. Toca respetarlos. Es muy duro ver venir la situación y aceptar las decisiones. Acompañar las consecuencias. Porque no siempre es posible revertir el proceso. Aún no puedo explicar por qué . Por qué en algunos casos si y en otros no. Uno de tantos agujeros negros de mi saber, nuestro saber. Porque por mucho que se hable de ciencia, la medicina no es estrictamente ciencia. Mucho menos, ciencia exacta. Es una peculiar combinación de arte y ciencia. Y aún no conocemos la proporción de cada una de ellas.

No debemos olvidar que la ciencia, debe de estar al servicio. Al servicio de la conciencia4. Al servicio de la Vida. De human@s, animales, plantas y minerales. Al servicio de la vida toda. En armonía y equilibrio. Al servicio de la humanidad. Ayudarnos a comprender quiénes y qué somos, qué necesitamos y cómo conseguirlo. En lo individual y en lo colectivo. Porque es indisociable el bien individual del bien común. Como es indisociable que lo que es bueno para la especie humana, es bueno para el planeta, y a la inversa. 

Entiendo la ciencia, al servicio de la evolución del homo sapiens hacia el homo humano, o el homo pleno.  Hacia el desarrollo del humanarcado. Entendiendo  que nuestra evolución, no puede ser sólo una evolución material, tecnológica y de aumento de recursos, sino que todo ello debe estar en función del sentido de la existencia del propio ser humano. Su existencia y desarrollo como ser biológico y, a la vez, de su ser trascendente. Y como parte de una comunidad que abarca todo el planeta y todos los ecosistemas.


María Fuentes Caballero. Arcos de la Frontera. Cádiz. 2022

1. Dr. Gøtzsche,P. Medicamentos que matan y crimen organizado. Ed. Los libros del lince. 2014.

2.[ https://www.dsalud.com/reportaje/reportajeisabel-bellostas-la-vacuna-la-hepatitis-b-deberia-inmediatamente-retirada/

3. Marín, Juan M. Vacunaciones sistemáticas en cuestión. Ed. Icaria. Barcelona, 20   

4. Autores múltiples de reconocimiento mundial.de diversas ciencias Sciencie et Consciencie. Ed. France Culturre. París. 1979

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