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Homeopatía y Voz. El lazo profundo que une a la homeopatía con el cuidado de la voz

¿Homeopatía y voz? 

¿Qué relación puede existir entre la homeopatía y la voz más allá de un tratamiento puntual dirigido a preservar la salud vocal?

Estoy seguro de que tú mismo vas a comenzar, mientras lees este artículo, a establecer paralelismos entre la homeopatía y un modo de acercarnos a la realidad de la voz, de la persona. Una mirada que no fragmenta la dualidad voz y persona sino que supone un enfoque que escucha la totalidad de la persona a través de su expresión vocal, de su voz.

Quizás, ahora, no alcances a imaginar cómo se articula este enfoque. Compartiré contigo mi vivencia personal como usuario de homeopatía y mi experiencia profesional que me ha permitido ser testigo de  primera línea del rol que ha jugado la homeopatía en la evolución de situaciones vocales. Para ello he elegido tres casos prácticos.  Al final, las conclusiones serán tuyas. Si me sigues, te cuento. Para comenzar necesito situarte en qué es y en qué consiste mi Enfoque en Expresión Vocal.

Mi Enfoque se resumiría en una sola frase: Yo soy mi voz.

¿Qué te despierta esta afirmación?

La voz es una vía hacia nuestro mundo interno pues se construye en el seno de nuestras relaciones fundamentales. Es una página sonora que deja entreoír nuestros patrones relacionales, guarda el registro sonoro de nuestra herencia auditiva y plasma los rastros de nuestro bagaje cultural, orígenes geográficos y espacio social en el que hemos crecido. Es un tejido multicolor que se entrelaza con las tramas de nuestros antepasados. Nuestra voz se disfraza con las modas del decir. La voz se materializa y se hace oír en nuestro cuerpo.

Para los familiarizados con las diferentes corrientes en psicología, mi Enfoque en Expresión Vocal entronca con las corrientes humanistas y se enraíza en la comprensión de los mecanismos energéticos del cuerpo y la fisiología vocal.

Desde una actitud de aceptación, mi posición es la de crear un espacio personal de libertad expresiva que permita a la persona expresarse tal y como es, tal y como se siente aquí y ahora, alejado de cualquier condicionamiento estético sonoro previo. Facilitar que se redescubra en su espontaneidad y se asome a las posibilidades expresivas de su voz y promover que “toque todos los palos” y que su paleta de colores vocales se amplíe. Facilitar el desarrollo de la identidad vocal desde la experiencia somática que conlleva moverse en la voz, pronunciar, cantar.

Una voz flexible habla de un cuerpo flexible, de una mente flexible y conquistar esta flexibilidad es un camino hermoso pero no exento de dificultades. En este proceso vocal, desde lo lúdico nos encontramos con obstáculos de todo tipo; culturales, corporales, funcionales, profesionales, psíquicos, creencias religiosas, etc. Se tratará de ir construyendo consciencia de ellos, nombrándolos, comprendiendo sus orígenes, su función y para así llegar a presentar una alternativa.

También tocará reconocer, validar y asentar aquello de nuestra expresión vocal que nos hace únicos. Los límites que marquemos tendrán la función de preservar la salud vocal e integral de la persona sin perder de vista el motivo que le trajo a iniciar el proceso vocal y el contexto en el que se desenvuelve, sea artístico, profesional o personal.

Siempre, y una vez más, la piedra angular en mi Enfoque en Expresión Vocal es la cualidad de escucha, entusiasmo y acompañamiento basado en la presencia disponible para acoger, resonar, contener e impulsar. Una voz no se construye sino desde un espacio y actitud de escucha activa.

Vamos a pararnos un momento en los obstáculos, la razón que, por lo general, mueve a la persona a iniciar un proceso vocal. A veces, el obstáculo está formado por fantasías que impiden la extensión de la voz. Entonces tocará bajar esos fantasmas a tierra y jugar con ellos. No hay nada mejor para disolver una fantasía- fantasma inhibidora de la expresión que empezar a incorporarla. En este modo se comienza a entrar en contacto con ella desde un lugar que permita la integración y así aquello que estaba en la sombra potenciará nuestro sonido. Traducido a lenguaje homeopático, sería como utilizar aquella sustancia que acciona una enfermedad para ayudar a tratar la enfermedad y fortalecer la capacidad de respuesta del organismo, por lo tanto, la salud.

No hablo de tratar síntomas vocales sino de llegar a la raíz, y desde ahí, presentar otras opciones al organismo, al sistema nervioso autónomo, que resulten en acciones córporo-vocales nuevas desde el no esfuerzo y el respeto al cuerpo. Se trata de facilitar la experiencia de que la persona vivencie su capacidad de dar respuestas creativas y satisfactorias a su realidad y a su vida.

A veces, los obstáculos que generan sensaciones desagradables en la voz vienen de la mano de los prejuicios y creencias surgidos de la cultura, las estéticas sonoras y las religiones. Por ejemplo, un clásico: lo masculino, lo viril será aquella voz grave y rica en armónicos graves resonantes en el pecho y lo femenino será una voz ligera rica en armónicos medios y agudos resonantes en la cabeza. ¡Como si ambos aspectos, lo masculino y lo femenino, no vivieran en cada persona!

Cierto que hay una zona central en la voz, aquella desde la que nos movemos más frecuentemente. Pero establecer y fijar esta clasificación, división, escisión, es una acción contra-natura en la medida que limita la posibilidad de sentirse así mismo en un modo diferente y limita los matices de colores en la expresión del sí mismo, independientemente de su género. Esta actitud se ha visto ampliamente potenciada por convenciones estilísticas, tanto teatrales como musicales, sobre todo provenientes de las diferentes escuelas de canto clásico.

¿Puede existir salud desde la escisión?

¿En toda escisión no hay siempre una parte llena de energía negada que pugna por hacerse oír?

Ambos mecanismos vocales, aquellos que se activan para generar “la voz masculina” y los mecanismos vocales que se activan para producir “la voz femenina” son necesarios para la salud, se potencian uno al otro, por lo que disolver esas creencias desde la misma y propia experiencia somática del sonido es fundamental para el desarrollo de la voz, para la construcción de un estado de completitud de la persona. De lo contrario nos encontraríamos con una pérdida de armonía en la voz y en la energía vital.

Paralelamente a esta posición filosófica vocal, en la homeopatía se considera que la única manera de corregir una enfermedad profundamente arraigada es eliminar la perturbación causada en la fuerza vital. Lo que en voz sería disolver estas fronteras entre los aspectos considerados femeninos y masculinos en la persona y potenciar el sonido de ambos, representaciones arquetípicas que Carl Jung describió como anima y animus. Un paso fundamental para la individuación de la persona, un paso fundamental hacia la integración de esos aspectos rechazados, un paso fundamental hacia la salud.

En otras ocasiones, los problemas de salud vocal vienen generados por “informaciones” que corren de boca en boca y que se dan como válidas simplemente porque proceden de estamentos, en este caso artísticos, que han tenido la hegemonía vocal y han institucionalizado su forma de entender y usar la voz, llegando a dar a su visión vocal un rango de verdad absoluta extensible a todo el mundo. Formas de mover la voz que pueden tener su función cuando se ejecuta una acción vocal determinada dentro de un contexto profesional estilístico muy concreto, pero sólo ahí. Estas prácticas serían muy cuestionables desde el punto de vista de la salud global de la persona.

Por ejemplo, me he encontrado en más de una ocasión con personas que vienen a mi estudio aquejadas de dificultades y que me muestran cómo se empeñan en realizar un tipo de respiración basada en mantener las costillas dilatadas durante la espiración para sostener el sonido y darle mayor volumen. Para ayudaros a comprender, esa dinámica muscular se da espontáneamente en las expresiones y actitudes de furia donde el organismo se carga y se sigue dilatando la musculatura mientras se “echa fuego por la boca”, o cuando estamos estreñidos y no podemos evacuar o cuando levantamos peso.  Mantener esa dinámica muscular, aunque regules su intensidad, tiene contraindicaciones claras por la tensión que transmite a las vértebras y por la presión en el tejido y en los músculos de la pared abdominal que podría llevar a generar hernias de diversos tipos. Y entonces uno puede encontrarse lidiando con personas con una arquitectura mental de fácil deconstrucción y en otros casos la lidia tiene que hacerse con mano izquierda y con sedas para evitar confrontaciones infructuosas que solo alimenten las resistencias al cambio.

Como usuario de la homeopatía, durante casi dos décadas y siempre bajo prescripción médica, he utilizado el medicamento homeopático para ayudarme en diferentes situaciones personales como el cansancio mental, problemas digestivos, etc, síntomas vinculados a situaciones de estrés mantenido en el tiempo. Un estado, que por otro lado, crea condiciones adversas para la voz. Pero me ceñiré a su papel en el tratamiento de síntomas lo más cercanos posible a lo que cualquiera podría asociar a la voz.

En mi botiquín personal nunca falta Arum Triphyllum para esa faringitis no vírica obstinada que me visita de vez en cuando, Hepar Sulfur cuando las flemas se me quedan entre las mucosas de la garganta y me generan esa sensación de peso que me puede llevar a forzar el movimiento de la voz, Argentum Metallicum para faringitis, laringitis cuando siento que he forzado y el archiconocido Homeovox, siempre en la bolsa.

Hace dos meses estaba padeciendo una faringitis alérgica como hacía años que no tenía y me coincidió con los ensayos de una pieza en la que relato un cuento mezclado con siete boleros cantados. La técnica vocal es una herramienta que te ayuda a proyectar aquello que quieres transmitir y expresar pero no es un salvoconducto que te garantice inmunidad vocal en cualquier condición física. Acabé con la voz completamente afectada y preocupado porque sentía como la zona central de mi voz y la zona de paso estaban afectadas. No sentía que los medicamentos anteriores me estuviesen ayudando hasta que comencé a tomar Homeogene 9. Este medicamento, junto a un reposo vocal mesurado y trabajo técnico vocal, me ayudó a superar este episodio, en el que nunca antes me había encontrado, con bastante celeridad. 

Como prometí, voy a pasar a contaros algunos casos de mi práctica habitual. He cambiado los nombres y referencias básicas con el objetivo de preservar la identidad de la persona.

María, 30 años, trabajaba como representante musical. Su profesión le llevaba a trasnochar frecuentemente lo que le disgustaba porque sí que acusaba el cansancio físico.

Fumadora con una alimentación desequilibrada, refería problemas de voz descrito como fatiga vocal. Una sensación que por un lado la entristecía y que por el otro generaba una actitud reactiva de enfado y la llevaba a forzarse aún más vocalmente en el desarrollo de su actividad profesional que ya, por sí misma, le causaba un nivel de estrés nervioso alto. Recientemente había recibido una propuesta en firme para ser vocalista de un grupo pop y albergaba la ilusión de desarrollar su propia carrera musical, pero su voz no le acompañaba.

Físicamente delgada, no presenta alteraciones posturales importantes en estático pero sí patrones de esfuerzo en las dinámicas expresivas y un modo ansioso de comunicarse que se expresa en una tendencia a empujar el cuello hacia adelante cuando quiere emitir, a tensar la mandíbula inferior y brusquedad en la pronunciación de las consonantes. Estaba por ver si el patrón físico expresivo durante la emisión era la causa de la fatiga vocal o la respuesta somática creada para sobrellevar esa dificultad. En todo caso, era la pescadilla que se mordía la cola.

El examen con laringoscopia indirecta (el espejito) dio un diagnóstico de nódulos en ambos pliegues vocales. Es decir, María en cada pliegue vocal (comúnmente mal llamado cuerda vocal) tenía una inflamación benigna blanda debido a un uso forzado de la voz. Sin embargo, a simple oído el sonido de su voz estaba demasiado alterado como para tratarse solo de unos nódulos. Sonaba como cuando se sintoniza mal una emisora de radio; a veces bitonal, otras rasgada, soplada y, por momentos, sin sonido durante el habla.

Acepté trabajar con ella a condición de que yo dirigiera un proceso que requería la participación de más profesionales y aceptó. Para comenzar le pedí que acudiese a otro especialista médico otorrino para una exploración con cámara rígida. El resultado fue la localización de una serie de quistes en ambos pliegues vocales, tanto glóticos (en el borde libre del pliegue vocal) como subglóticos (en la cara oculta del pliegue que se enfoca hacia el interior del tubo laríngeo), estos últimos imposibles de ver a no ser que se utilice una exploración con cámara rígida. Eran unas masas firmes de tejido dentro de la membrana del pliegue vocal que viene como resultado de la acumulación de moco, consecuencia de un abuso de la voz en un estado de laringitis o resfriado fuerte.

En su historial médico, María relata que hacía dos años le habían localizado unos quistes ováricos pequeños que fueron retirados con operación. Esta información hizo pensar que algo a nivel de terreno endocrinológico podría no estar equilibrado y que pudiera estar favoreciendo la aparición de quistes en pliegues vocales más allá del estilo de vida, el estrés y los patrones de esfuerzo vocal. La relación entre sistema endocrino y la voz es íntima. 

Le propuse que visitara a un médico homeópata de mi confianza para, en primer lugar, tener una comprensión a nivel de terreno del organismo de qué es lo que estaba favoreciendo la aparición de los quistes y poder responder a esa tendencia desde lo puramente biológico. Podríamos haber decidido abordar la situación desde una intervención exclusivamente logopédica, lo que tendría su valor terapéutico, pero dejaría expuesta a María a que esos quistes volvieran a aparecer en cualquier otro momento. Además del tratamiento dirigido a regular el desequilibrio endocrino, desde la homeopatía se le ayudó a regular el nivel de estrés y se favoreció la recuperación tras las intervenciones quirúrgicas.

El proceso vocal consistió en aislar los patrones de esfuerzo somático, presentando al sistema nervioso otras alternativas de emisión vocal más saludables, placenteras y eficaces. Expresado en otro modo, proporcionar al organismo la experiencia de que “es posible estar en el mundo y relacionarse con uno mismo y con los otros desde otro lugar”. Este proceso lo fuimos intercalando con las intervenciones quirúrgicas dirigidas a quitar los quistes de la siguiente manera: Entrenamiento vocal – cirugía primer pliegue – descanso, entrenamiento vocal – cirugía segundo pliegue – descanso y entrenamiento vocalUna vez finalizado este proceso, le propuse que continuara su entrenamiento vocal en canto moderno con otro profesional más cercano a su lugar de residencia.

El abordaje de la problemática de María fue global, incluyendo la visión psico-somática de la expresión vocal, el tratamiento homeopático, las intervenciones quirúrgicas y unas directrices básicas en relación a la higiene vocal y a la alimentación. 

Jon, 58 años, profesor en educación secundaria.

Llega con un recorrido de tres intervenciones quirúrgicas para extirpar un tumor  maligno ( carcinoma epidermoide) en los dos tercios anteriores de la lengua, bordes laterales, la cara dorsal y la cara ventral. No voy a entrar el historial clínico de Jon, aunque encontramos que en su pasado fue fumador intenso durante más tres décadas y consumidor habitual de vino y cerveza, sin llegar a constituir una patología de alcoholismo aunque esta información nos podría dar indicios de su estructura de carácter y patrones comportamentales.

Jon se define a sí mismo como una persona que ha vivido siempre a la sombra de los otros, ejerciendo una represión sobre sus emociones y dando vida a un rol de servicio en la relación con el otro. Dice no tener vida propia y al mismo tiempo ser escurridizo en las relaciones, no dejarse ver.

Como consecuencia de las intervenciones, el tamaño de la lengua había disminuido, lo que alteraba profundamente su pronunciación y mermaba la claridad del habla, no así tanto su voz que sí que estaba mermada pero por otras causas colaterales. Una, por el sentimiento de vergüenza que se había ido construyendo por cómo sonaba su habla, y también por el estado de angustia generado por el “miedo a volver a enfrentarme al alumnado. Las fantasías de ser objeto de burlas por las consecuencias que las operaciones habían tenido en la producción de la palabra eran origen de un terror que tenía fuertes repercusiones a nivel vocal, psíquico e, incluso, físico.  Un miedo tan intenso como el miedo a la evolución que pudiera tomar el tumor.

De telón de fondo el trauma que las necesarias intervenciones quirúrgicas habían generado se hacía presente a modo de contracción muscular e inhibición expresiva. Necesitaba encontrar una salida pero tenía un miedo atroz a mover cualquier cosa que pudiera: “provocar al tumor” (palabras textuales) y que tuvieran que volver a someterle a otra intervención.

Durante el tiempo que estuvimos trabajando juntos tuvo que someterse de nuevo a otra operación para extirpar otra sección de la lengua. Su fantasía parecía convertirse en realidad. Hubo que elaborar desde el análisis verbal esta situación para recolocarla y que no se convirtiera en un impedimento congelante, paralizante.

Paralelamente a estas vivencias Jon tenía abierto otro frente: estaba en pleno proceso de presentación de recurso contra los fallos de la administración que le denegaba la incapacidad laboral, con la consiguiente vivencia de impotencia e injusticia. Todo esto no hacía más que aumentar la tensión corporal en un modo de contracción hacia el centro del abdomen.

Sentí que podía acompañarle y accedimos a trabajar juntos bajo unas premisas: Frecuencia de sesiones quincenal, para que el organismo tuviera tiempo de asentar la experiencia tras la sesión y que la duración de las sesiones sería de hora y media, de modo que tuviéramos tiempo para realizar un recorrido desde lo corporal a lo vocal, sin prisa.

El enfoque corporal fue dirigido a aliviar el exceso de carga biológica encapsulada en su sistema fascial y muscular para facilitar la relajación de la musculatura abdominal y favorecer así una verticalidad más idónea y una respiración más libre. La des-contracción de la fascia anterior profunda que involucra directamente al diafragma, órganos de deglución, músculos esternocleidomastoideo y masetero, involucrados en la producción de la voz y el habla y en las reacciones de lucha y huida activadas por las continuas vivencias de alarma interna, tiene un importante efecto ansiolítico al liberar el exceso de carga nerviosa acumulada. 

Desde ese estado biológico más regulado, el trabajo fue dar pautas de exploración del movimiento de los distintos órganos involucrados en el habla y en la producción de la voz, para después, desde un ambiente lúdico, explorar lo hallado en un contexto de interacción buscando la intensidad y las sensaciones de satisfacción expresivas, independientemente de lo expresado.  El objetivo era recuperar sonido en la pronunciación de los fonemas, estimular una sensación de seguridad interna y asentar su identidad vocal.

¿Qué papel jugó la homeopatía en este proceso? Anteriormente a conocernos, Jon visitaba a una médica homeópata de su ciudad quien le estaba pautando un tratamiento para ayudarlo a transitar por todo esta situación médica y profesional. En algunas de las sesiones, Jon mismo me contaba los aspectos que le quería comentar a su médica homeópata para darles una respuesta desde la homeopatía, aspecto que yo apoyaba conocedor como soy de la eficacia de esta terapéutica médica. Además, todo ello nos servía para favorecer el sentimiento de autoridad sobre su vida y sus decisiones.

Jon ganó elasticidad en la musculatura en general y en concreto en el movimiento de los órganos del habla, sentía también la presencia de su voz y, sobre todo y más importante, sentía que su palabra y su voz no eran motivo de vergüenza sino de placer. Se gustaba así mismo cuando se escuchaba.

Al final de todo el proceso administrativo Jon no consiguió el proceso de incapacitación laboral.

Nerea , 32 años, diseñadora. Nacida en el ámbito de una familia de clase media alta con un nivel cultural e intelectual reseñables, viene aquejada de una disfonía persistente. Diagnóstico: nódulos en ambos pliegues vocales.

Nerea era muy consciente de que aquello que le pasaba con su voz tenía raíces en algo que iba más allá de un simple mal uso de “su aparato vocal “, de hecho siempre se recordaba a sí misma con ronqueras. Había un sentimiento importante de rechazo a su voz, hacia la vivencia que tenía de su voz, hacia su imagen vocal, junto a un sentimiento de frustración y tristeza.

Al escucharla hablar, lo más llamativo era el manejo del aire en la respiración. Literalmente se desfondaba en la interacción con el otro, se agotaba al hablar. Su respiración era superficial y expulsaba el aire presionando el esternón hacia dentro. Esa dinámica de esfuerzo en el manejo de la espiración provocaba ansiedad y mal humor por el agotamiento, además de impotencia.

El manejo del aire en la espiración tenía otro perfil; soplaba el aire hacia el otro haciendo sentir una intención velada de alejarlo de ella. Esta forma de manejar el aire en la espiración agota los pliegues vocales, los reseca y genera unas pautas de sobreesfuerzo que derivan fácilmente en patologías funcionales como los nódulos, que a su vez, crean un sobrepeso en los pliegues dando la sensación a la persona de dificultad permanente llevándola a bombear más aire. Otra pescadilla que se mordía la cola.

En resumen, la vivencia de la interacción con el otro era sinónimo de agotamiento. El placer, la diversión, la facilidad no habían formado nunca parte de una vivencia de sí misma asociada a su voz. Todo esto convivía con un prejuicio y una idea errónea de lo que sería “hablar  bien”.

Su vida social era activa y fumar y beber formaba parte de ella. Lo hacía para “hacer algo mientras estoy con la gente, es que no sé qué hacer, me pone nerviosa”.

Nerea consultaba periódicamente un médico homeópata para abordar diferentes situaciones. Sugerí una intervención con medicamentos homeopáticos que favoreciera, desde el terreno biológico, un estado de tranquilidad y que prepararse a los tejidos para una más rápida recuperación de las intervenciones quirúrgicas. 

El entrenamiento vocal antes, entre y después de las intervenciones fue dirigido a adquirir modos de emisión vocal más saludables.

Con Nerea el factor del vínculo y lo que se vive dentro del vínculo fue quizás más determinante que en otros casos para acercarnos a otros modos de estar en relación. El juego en la interacción vocal fue fundamental para construir a una experiencia vocal de sí misma positiva. Así, fuimos construyendo una vivencia vocal estimulada de forma deliberada por el “dejarme ser en el juego vocal y en la creatividad vocal”, siempre dentro de unos límites vocales asumibles. Carl Rogers decía: “solamente mostrándome tal y como soy puedo lograr que la otra persona busque con éxito su propia autenticidad”.

Otro factor importante fue la construcción de unas pautas de auto-regulación a diferentes niveles. Uno, la gestión del aire en la espiración desde la percepción de la capacidad de la musculatura de crear contención y ayudar a tener la experiencia somática de que interaccionar vocalmente no es igual a desfondarse. Dos, que se permitiera parar la emisión de acuerdo a cómo se sintiese, más allá de las indicaciones dadas por mí, incluso llevando a acortar la duración de la sesión cuando eso era lo idóneo debido a circunstancias puntuales. Tres, dar espacio a su rechazo hacia el sonido, a su divertimento, a su sorpresa, es decir, dar espacio a que verbalizara todo lo que le pasara por dentro en relación a lo que sonaba en las voces. Cuatro, permitirla decirme “no”. Y cinco, no tenía que hacerlo bien ni sonar bien, sobre todo no tenía que complacerme con su sonido.

Fueron de gran ayuda los feedbacks positivos hacia su voz y su forma de expresarse vocalmente que recibió en diferentes ocasiones tanto del entorno profesional como familiar y amigos.

El papel de la intervención homeopática, una vez más, fue ayudar al organismo a crear un terreno biológico óptimo y un estado a nivel de sistema nervioso que permitiesen que una nueva voz emergiese en Nerea.

Espero que esta lectura te haya ayudado a descubrir la idea de que entre la homeopatía y el cuidado y la comprensión de la voz hay un lazo profundo, una misma manera de escuchar a la persona y apoyar su potencial para vivir, para crear.

3 Comments

  1. Avatar Carlos Quirós el 17 octubre, 2019 a las 5:07 pm

    Muy rico en perspectivas el presente análisis del trabajo con la voz. En tanto terapeuta relacionado con la Bioenergía, resultaría de máximo interés, señor Garaizábal, saber si en algún momento ha encontrado alguna relación entre dolencias vocales y perturbaciones del segundo centro (o chakra) , al que la energética oriental asigna una clara relación con la energía sexual, y, al mismo tiempo, con el quinto centro, garganta. En el caso de María señala Usted que ella padeció de quistes ováricos, pero no va más lejos, salvo para reconocer que el aspecto endocrino guarda una estrecha influencia sobre la salud de la voz. El nexo creativo entre ambos centros no puede ser más evidente, ¿no cree Usted? . Muchas gracias.

    • Avatar Juan Carlos el 3 diciembre, 2019 a las 4:29 pm

      Buenas tardes Carlos.

      Para responder a tu pregunta no te hablaré de la intima relación entre el sistema endocrino y la voz. Podrás encontrar información a nada que investigues, pero si en un momento dado tuvieras curiosidad, me dices y yo ahondaría en este aspecto. Prefiero compartir este encadenamiento de ideas y reflexiones.

      El estado físico de nuestro cuerpo, el cómo nos relacionemos con nuestras sensaciones corporales, cómo vivamos nuestro cuerpo y en nuestro cuerpo, en definitiva, la vivencia de nosotros mismos en relación nuestra realidad va a teñir el modo en cual nos expresamos. Y expresarse es ya, en sí, un acto creativo. Expresarse a través de nuestra palabra, nuestro movimiento, nuestro gesto, nuestra voz. Si, por la razón que sea, la vivencia que se tiene de la propia sexualidad y de la energía sexual resulta problemática, esa realidad interna va a tener un reflejo en nuestra expresión. Se dejará oír en nuestra voz.

      Por otro lado, la creatividad y la espontaneidad de una persona está íntimamente ligadas a la sexualidad. Sexualidad en el sentido energético del organismo. Ambas son inherentes a la expresión y todas llevan en sí misma su grado de agresividad vital. Crear implica concebir algo y traerlo al mundo a través de tu expresión, independientemente del vehículo utilizado para darle forma al contenido interno; la espontaneidad es el resultado de dejarte ser a ti mismo con confianza e ir hacia el otro hacia el mundo con lo que llevas en tu ser en ese momento. Un cuerpo en el que la energía sexual está atenaza, por el motivo que sea, la creatividad y la espontaneidad tiene poco lugar para respirar. En consecuencia, la expresión vocal se verá mediatizada, empobrecida.

  2. Avatar Lorena Gaviria el 15 abril, 2021 a las 9:14 pm

    Que buen artículo. información muy interesante.

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