Individualizar la elección del medicamento ¡y mucho más!

Por supuesto que, como especialista en homeopatía, sé lo que es la individualización del tratamiento y forma parte de mi rutina. Sin embargo, poco antes de las Navidades asistí a un curso de pediatría homeopática que abrió para mí una nueva perspectiva. Organizado por la Sociedad Española de Medicina Homeopática (SEMH) e impartido por el Dr. Jurj que se desplazó desde Timisoara (Rumanía), algunos de los consejos que nos ofreció me llamaron la atención.

Por ejemplo, el de acordarnos de incluir siempre en el tratamiento no sólo el medicamento individualizado para el paciente y su problema, sino también los consejos individualizados correspondientes. Y es que una vez que uno conoce en profundidad a los pacientes mediante la homeopatía, sabe que debe aconsejar frío a un paciente con picores(Apis mellifica) pero calor a otro (Urticaurens), y desaconsejar a un paciente con dolor de estómago los dulces (Lycopodium) pero al otro los excitantes (Nux vómica). A la madre (o padre, o abuela) podemos orientarle sobre aspectos educativos, porque hay niños que responden mejor a los retos (Calcárea) pero otros necesitan sugerencias hechas con cariño (Pulsatilla), del mismo modo que unos les motiva más el reconocimiento (Lycopodium) y a otros la adquisición de autonomía (Silicea).

La Homeopatía nos ayuda a perfilar cómo es el niño (o adulto) que responde bien a un medicamento, desde el punto de vista tanto físico como psicológico, y podemos apoyarnos en este conocimiento para ofrecer consejos más adaptados, es decir individualizados.

También podemos, gracias a esta manera de entender al paciente, recomendar diferentes estrategias preventivas: ante los pacientes con ansiedad, además de tratar este problema, podremos tener en cuenta que algunos de ellos tendrán más tendencia a que se le asocie hipertensión en el futuro (Sulphur), mientras que otros lo exteriorizarán a través de problemas de piel (Arsenicumalbum) y en cambio otros con molestias digestivas (Argentumnitricum); para cada una de las cuales ofreceremos no sólo una medicación, sino consejos higiénico-dietéticos orientados a prevenir la aparición de estas complicaciones.

Antes aún de pensar en el tratamiento, el Dr. Jurj nos invitó a pensar en la forma de manejar a cada paciente en la consulta, teniendo en cuenta su perfil psicológico, para conseguir su colaboración y obtener la mayor cantidad (y calidad) de información. Un niño se sentará cuando se lo pidas, a otro habrá que retarle (¿A que no eres capaz de sentarse en esta silla tan alta?), a otro prohibírselo (Por favor, no te sientes aquí hasta que te lo pida), a otro ofrecerle un premio (Sentado aquí podrás jugar con esta linterna), etc.

Incluso el tipo de relación que se establece con el niño debe ser diferente: es mejor ser cómplice para unos y la autoridad para otros, y de establecer el tipo de relación adecuada con cada niño, depende que nos dé la información que necesitamos y también que cumpla mejor el tratamiento (tanto la medicación como los consejos).

Así que, ya desde que el paciente entra por la puerta… ¡INDIVIDUALIZACIÓN!