Al sostener que los cortes de digestión existen, ya imagino a casi todos mis colegas llevándose las manos a la cabeza: “¡Eso no es científico!”, “¡El corte de digestión no existe!” (este vídeo corto del Dr. Fabiani me parece muy representativo)

A ver, la expresión no está muy bien escogida porque la digestión no se “corta” como la mayonesa, y tampoco es exacto que se detenga bruscamente. Sin embargo, suele haber alguna base para esta clase de expresiones y creencias populares, y hacer un esfuerzo por entenderlo puede resultar enriquecedor. Tampoco parecía que tratar las quemaduras con calor fuera correcto y sin embargo podría tener sentido; claro que hay que mantener la mente abierta.

¿No es verdad que algunas personas, al meterse en el agua después de comer experimentan malestar general que se puede acompañar de náuseas? ¿No hay personas que experimentan un enlentecimiento de la digestión? Entonces esforcémonos en explicarlo en lugar de negarlo, porque quien lo ha experimentado nunca va a aceptar que su experiencia no existe o que se debe sólo a la sugestión. Me viene a la mente mi (ya no tan) reciente experiencia con los problemas de la dentición del peque: los pediatras venga a decir que la erupción dental no produce fiebre (y diarrea, y erupciones cutáneas…) y sin embargo es la experiencia de muchísimos padres (entre los que me incluyo) o de lo contrario no seguiríamos hablando de ello y pidiendo medicación (sobre todo homeopática) para frustración de esos pediatras.

Estoy de acuerdo con los expertos en que se trata de un cambio en la distribución de la circulación sanguínea (la tensión arterial) provocado por un cambio brusco de temperatura. Ese cambio puede llegar a producir un síncope o desmayo (y entonces es grave porque en el agua puede conducir al ahogamiento).

Si no es tan grave como para hacer que nos desmayemos, nos encontramos ante un “epidosio vasovagal”, como el que ocurre por muchísimos motivos que van desde el levantarse bruscamente de un baño caliente hasta el dolor o la angustia intensos.  Se desequilibran los sistemas simpático y parasimpático del organismo, uno de los cuales (parasimpático o vagotónico) entra en acción en el “relax” y activa procesos internos como por ejemplo el de la digestión; el otro (simpático) nos prepara para actuar (la “lucha o huida” de los animales) y activa la atención y los músculos. Lo que quiera que se desee activar, requiere reajustar las presiones de nuestras tuberías (los vasos sanguíneos) para que llegue la sangre necesaria llevando consigo los recursos requeridos. Ese cambio de presiones, si ocurre muy bruscamente, no nos permite preparar el sistema para el cambio y produce síntomas (mareo, nauseas, visión borrosa, escalofríos…); es como ese “error de overflow” que nos salía antaño en la pantalla de los ordenadores cuando les pedíamos demasiadas cosas o demasiado rápido.

Volviendo al corte de digestión: si una parte del riego sanguíneo se ha dirigido hacia el sistema digestivo, y de repente le pedimos al cuerpo que active el sistema de alerta por el cambio de temperatura llevando el riego hacia la piel (para volver a calentarla) y los músculos (para huir y para producir calor), ¿qué puede pasar? En casa, si tratamos de ducharnos en los dos baños a la vez… creo que todos hemos pasado por ello, ¿verdad? No hay presión suficiente para todos y nos quejamos. En este caso, si no da tiempo a cerrar el riego del sistema digestivo y abrimos el riego de la piel y músculos, no hay presión suficiente para la cabeza y podemos desmayarnos (hidrocución). Pero si conseguimos cerrar el riego digestivo… ¿Qué pasa con lo que el estómago estaba haciendo y que requería ese aporte de recursos? En el ejemplo doméstico, ¿Qué pasa cuando le quitamos presión de agua al lavavajillas en pleno proceso de lavado? Pues un “corte de lavado”: según los modelos, o se detiene o sigue funcionando pero los platos no quedan igual de limpios.

“Ese cambio de presiones, si ocurre muy bruscamente, no nos permite preparar el sistema para el cambio y produce síntomas”

Como es lógico, el problema ocurre con más facilidad si añadimos actividad física (por aumento de la demanda de los músculos), si hace mucho calor (contraste de temperatura mayor), si la comida ha sido muy abundante o muy grasa (requiere más esfuerzo digestivo)…

Pero no va a tener el agua la culpa de todo: a veces comemos en exceso, o comida en mal estado, o con exceso de estimulantes (alcohol, tabaco, café) y eso nos lleva a tener una mala digestión independientemente del baño de mar, y a veces a sentir debilidad, mareos y otros síntomas que no son de origen “vasovagal” aunque se les pueden parecer.

¿Qué podemos hacer? En eso sí que podemos coincidir todos:

  • Evitar comidas exageradas antes de bañarse,
  • Evitar el cambio brusco de temperatura introduciéndose en el agua poco a poco o mojándose antes diferentes zonas para aclimatar el cuerpo,
  • Evitar el ejercicio intenso,
  • Y sobre todo evitar asociar todo ello al mismo tiempo.

En conclusión, aunque no podemos tomarnos la expresión “corte de digestión” literalmente, sí que está justificada en sentido figurado ya que al bañarnos bruscamente en agua fría…

  • Sí que es más probable sufrir un desmayo si poco antes hemos comido demasiado, aunque hay otras circunstancias que también lo favorecen.
  • Sí que podemos experimentar síntomas digestivos, aunque hay que tener en cuenta que también puede haber otras causas.

Ya se me olvidaba, ¿Qué puede hacer la homeopatía al respecto? Pues puede uno entretenerse leyendo un blog de homeopatía mientras espera 2 horas a que terminen la digestión y el lavavajillas.

Que paséis un estupendo verano, con precauciones adecuadas pero no exageradas y manteniendo cerca las mejores medicinas: alegría y buena compañía.

Si quieres conocer una opinión diferente sobre los cortes de digestión de la mano de José Ignacio Torres, consulta su post paralelo en este enlace: http://www.homeopatiasuma.com/hablando-de-homeopatia/banarse-despues-comer-corte-digestion-sintomas/

2 Comments

  1. Avatar Nieves López el 11 agosto, 2018 a las 4:46 pm

    Muchas gracias Gualberto.
    Desde luego que has conseguido ” refrescar la memoria” de forma amena y por supuesto, provocar una sonrisa. Misión cumplida entonces: buen humor y buena compañía.

    un abrazo

    • Avatar Gualberto el 7 septiembre, 2018 a las 5:06 pm

      Gracias!
      Lo que me extraña es no haber recibido (aún) ningún comentario en contra de esta opinión! aunque bueno, tenemos para eso el post de Jose Ignacio 😉

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