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Radiación solar y Homeopatía

Radiación solar y Homeopatía

Desde hace ya varias semanas hemos notado un aumento en las temperaturas y es que el verano está a la vuelta de la esquina. Ahora que empieza el calor y que los rayos del sol son más fuertes debemos protegernos la piel, sobre todo aquellas personas que padecen de fotodermatosis, lo que también se conoce como intolerancia al sol.

Alergia al sol  es un término coloquial inexacto pues la alergia al sol, como tal, no existe.

¿Qué tipos de radiación solar existen?

De la radiación solar que llega hasta la tierra solo el 5% es radiación ultravioleta (UV) y, aunque es un porcentaje muy pequeño, estos rayos son muy potentes. También es interesante saber que hay diferentes tipos de rayos UV. Así, mientras la radiación UVC y otras radiaciones son bloqueadas por la capa de ozono, la radiación UVA y UVB llega a la tierra y afecta a nuestra piel.

La radiación UVA supone el 95% de la radiación ultravioleta que llega a la superficie de la piel. Son los rayos que te broncean y son también los utilizados en los centros de estética. Atraviesan las nubes, el cristal y la epidermis, la capa de células más superficial de la piel. Al contrario que la radiación UVB, los rayos UVA son indoloros y puede penetrar muy profundo en la piel hasta llegar a las células de la dermis.

Por otro lado, los rayos ultravioleta B (UVB) son los responsables de la síntesis en nuestra piel de la vitamina D a partir del colesterol a través de una reacción química.

Es importante tener en cuenta que los rayos ultravioleta A (UVA) son, por tanto, los responsables del daño en la piel.  La exposición a esta radiación  produce radicales libres  que pueden alterar las células a largo plazo y provocar:

  • Fotoenvejecimiento. Provoca que la piel se “descuelgue” pierda firmeza y aparezcan las arrugas
  • Intolerancia al sol. Provoca rojeces, picazón, o erupciones solares.
  • Enfermedades de pigmentación. Como el melasma del embarazo o  las “manchas café con leche”.
  • Desarrollo de cáncer de piel (melanoma).

Tener en cuenta que el daño provocado por estos rayos se acumula en la piel con el tiempo, sobre todo desde el nacimiento hasta la adolescencia.

Sustancias que pueden aumentar nuestra sensibilidad al sol

Existen algunos medicamentos que pueden hacernos más sensibles a la luz solar (fotosensibilidad):

  • Antiinflamatorios. Ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno y ketoprofeno.
  • Antihistaminicos. Ebastina, loratadina, cetirizina, clorfeniramina.
  • Antihipertensivos. Enalapril, losartan, amlodipino.
  • Anticolesterol. Simvastatina, atorvastatina, lovastatina. 
  • Antiácidos. Omeprazol, ranitidina.
  • Anticonceptivos. Estradiol, levonorgestrel, etinilestradiol
  • Antibióticos. Azitromicina, ciprofloxacino, levofloxacino, gentamicina.
  • Psicofármacos. Diazepam, alprazolam.
  • Antidepresivos. Fluoxetina, sertralina, paroxetina, venlafaxina.

Se trata de medicamentos de uso común, por lo que es conveniente repasar los prospectos de los medicamentos que tomemos antes de realizar una exposición solar más o menos prolongada.

También la toma de algunas plantas puede aumentar nuestra sensibilidad a los rayos solares:

  • Hierba de San Juan (Hypericumperforatum).
  • Semilla o raíz de angélica (Angélica arcangélica).
  • Árnica (Árnica montana).
  • Tallos de apio (Apiumgraveolens).
  • Rutáceas  (Rutaefolium).
  • Aceite/zumo de lima (Citrus aurantifolia).

Las personas especialmente sensibles al sol tendrán que extremar el cuidado si consumen algunas de estos productos.

Problemas que producen los rayos UVA en la piel

Lo primero a tener en cuenta es que no “todos los soles” son iguales. Conviene  saber que la nieve refleja hasta el 80% de los rayos UV, el agua un 25%, incluso a 40 cm de profundidad, y la arena un 15%. Además, a mayor altitud más dañinos son los rayos UV. Mucho cuidado con el sol en la alta montaña; calienta poco pero quema mucho.

Los rayos solares pueden producir diferentes tipos de fotodermatosis, dolencias en la piel causadas por el sol, además de los problemas a largo plazo que ya hemos comentado. La más frecuente es la erupción polimorfa solar, que suele afectar más a mujeres menores de 30 años.  Consiste en lesiones cutáneas que aparecen de una forma característica cada primavera y se van atenuando conforme pasa el verano.

Estas lesiones aparecen con un periodo de latencia desde la exposición solar que varía de 30 minutos a varias horas, y desaparecen entre 1-7 días sin dejar cicatriz. Pueden aparecer pápulas (lo más frecuente), papulovesículas, vesículas, ampollas o eccemas. Por norma general, aparecen sobre todo en el tórax y en la parte superior de brazos.

 En cuanto al tratamiento de las erupciones polimorfa solares, la medida más importante sería evitar la exposición solar y usar pantallas solares de amplio espectro.En la práctica, en la

mayoría de los casos, los síntomas por la exposición solar no revisten gravedad pero resultan molestos y antiestéticos, con lo que lo más frecuente es que se trate con corticoides tópicos u orales y antihistamínicos.

Mucho menos frecuentes son el prurigo actínico, la urticaria solar o la dermatitis actínica.

Diagnóstico de las fotodermatosis

Para el diagnóstico de las fotodermatosis, es importante hacer un diagnóstico diferencial buscando alguna causa concreta que pudiera estar desencadenando el problema, como otras enfermedades o la toma de medicamentos.

Un aspecto importante a valorar es el tiempo que tardan en aparecer las lesiones cutáneas y el tiempo de exposición. En la urticaria solar, por ejemplo, las lesiones aparecen en los primeros 10-20 minutos de exposición solar. En otras ocasiones, la intensidad de la exposición solar no guarda proporción con la intensidad de las lesiones. Por eso es importante realizar una buena historia clínica y un eventual estudio para llegar a un diagnóstico certero.

La importancia de la protección solar

Uno de los factores primordiales a la hora de plantearnos si necesitamos más o menos protección solar es la edad.

Algunas consideraciones fundamentales a la hora de exponerse al sol:

  • El factor real de protección debe ser lo más alto posible y de amplio espectro, que bloquee tanto los rayos UVA  como los UVB. No debemos llegar a tener color moreno-mulato.
  • Es muy importante tener en cuenta que la catalogación del factor de protección solar de un producto  – SPF Sun Protección Factor –  se ha realizado con arreglo a los test realizados en laboratorio, por lo que generalmente no coinciden con nuestro lugar de baño, cantidad de producto aplicado y su reposición, clima, etc.
  • Deben ser el máximo de resistentes al agua o perfumes y no contener alcohol o bien que su porcentaje sea mínimo para evitar la sequedad de la piel.
  • Usar la cantidad necesaria que cubra toda la piel correctamente. Es preferible no escatimar en producto ya que, si la capa no es lo suficientemente gruesa, no protegerá y perderá eficacia.
  • Los fotoprotectores es deseable que no contengan sustancias como el Paba (ácido para-amino—benzoico) y la Oxibenzona, que dejo sólo como referencia y que deberían estar totalmente prohibidas.
  • Deben ser hipoalergénicos. Pensemos en el fácil contacto al llevarse las manos a la boca.
  • Las nubes dejan pasar los rayos UV, por lo que aunque esté nublado hay que usar fotoprotector.
  • Evitar acudir a la playa o piscina en las horas de máxima radiación. No olvidemos que con el cambio de hora en la Unión Europea y en otros países, la hora solar esta adelantada.

En cualquier caso, se debe aplicar el fotoprotector una media hora antes de acudir al lugar soleado y renovar después de cada baño y/o cada 2-3 horas. Las zonas que especialmente no debemos olvidar de cubrir son las orejas, el cuello, la nariz y el empeine de los pies, ya que la piel es más sensible y fina, tanto en el niño como en el adulto.

También hay que tener en cuenta la fecha de caducidad, ya que una vez abierto el envase el producto se oxida y el filtro va perdiendo eficacia de manera que, sobrepasada la fecha de caducidad, puede que la protección no sea tan eficaz. Por esta razón, es conveniente tirar los fotoprotectores de un año para otro.

El sol y los niños

La piel de los niños posee menos melanina, que es la sustancia que nos broncea y que sirve de protección frente a los rayos solares, por lo que es mucho más sensible que la piel de los adultos a los rayos ultravioleta . De ahí la importancia de utilizar para los más pequeños un protector solar con elevado índice de protección y de amplio espectro.

Los niños menores de 6 meses no deberían exponerse al sol de forma directa en ninguna ocasión, es más, no hay ningún protector solar recomendado para bebés menores de 6 meses. Así que antes que usar cualquier filtro solar es preferible mantenerlos a cubierto, debajo de una sombrilla, y vestido con ropita ligera de tejidos naturales como el algodón. Y siempre, en caso de acudir a la playa o piscina, hacerlo en las horas de más baja radiación como las primeras horas del día o últimas de la tarde.

Homeopatía para los problemas de piel ocasionados por el sol

Los medicamentos homeopáticos nos permiten abordar estos problemas de alta sensibilidad al sol desde dos vertientes; bien tratando las lesiones si ya se han producido, bien previniendo que estas aparezcan con medicamentos que disminuyen la fotosensibilidad de estas personas.

Algunos de los medicamentos sintomáticos de uso más frecuente serían:

  • Apis mellifica.  Utilizado cuando la persona presenta una erupción roja-rosada con ardor y picor y que se alivia con el frescor. Puede haber, incluso, cierto edema en la zona afectada.
  • Belladonna . Es un medicamento homeopático indicado cuando la piel aparece de un rojo intenso, con dolor que empeora al más mínimo roce. La piel irradia calor. Es también un medicamento muy útil en caso de insolación.
  • Cantharis vesicatoria. Es el medicamento homeopático por excelencia cuando aparecen ampollas en la piel expuesta al sol.
  • Calendula officinalis. Por su acción calmante y regeneradora es de gran utilidad, tanto en cremas o geles como en forma de gránulos homeopáticos para usarlos por vía oral.
  • Arnica montana. Puede ser de gran ayuda si cuando las lesiones de piel se acompañan de un dolor casi intolerable.

Otros medicamentos como Muriaticum acidum, Natrum muriaticum, Hypericum, Sulfur o Lycopodium, por nombrar algunos, actuarán sobre la tendencia a repetirse estos procesos con cada exposición al sol.

En este caso, el médico debe conocer todos los antecedentes del paciente, padecimientos actuales, características psicológicas y físicas, lo que permitirá al homeópata prescribir un tratamiento personalizado.

Y, como siempre, los medicamentos homeopáticos podremos usarlos con total seguridad en cualquier tipo de pacientes, incluidos bebés y niños pequeños, mujeres embarazadas, personas muy mayores y pacientes polimedicados, y también podremos combinarlos con otros medicamentos si se considerase necesario.

#HomeopatíaSuma

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