El nombre del perro, la medicina narrativa y la homeopatía

“El universo está hecho de historias, no de átomos”,  escribió la poetisa y activista norteamericana M. Rukeyser

Quizá las dos cosas, átomos e historias, para no creernos que sabemos más que Demócrito y los antiguos.

En todo caso, los humanos somos animales narrativos. Y las historias ocupan un lugar central en nuestra construcción individual y social.

Historias son, también, las que escuchamos los médicos. Más aún, los homeópatas.

Y tanto es así que desde hace unas décadas se habla de medicina narrativa que es de lo que trata este post.

¿Qué es la medicina narrativa?

La medicina narrativa es un enfoque que utiliza las historias que traen los pacientes a la consulta, no solo las propiamente de sus malestares físicos sino también las emocionales, relacionales y sociales que, en definitiva, componen nuestra dimensión como personas.

Fijémonos, ya de entrada, que este enfoque tiene mucho que ver con la visión de la homeopatía y con lo que hacemos los médicos homeópatas.

Mi amigo y compañero de blog, el Dr. José Ignacio Torres, ha mencionado en varios posts la medicina narrativa. Aquí y aquí, por ejemplo

¿Cuándo surge la medicina narrativa?

En lo años 90 del siglo pasado, ante la extrema preponderancia de la tecnología en medicina, surge un movimiento en Europa y en Estados Unidos reivindicativo del humanismo y sentir propio del paciente.

Y no es que consideren que la tecnología no sea beneficiosa sino que si solo nos atenemos a “los datos” y “las pruebas” devaluamos el sentir del paciente y no abordamos su complejidad como ser vivo.

Como fundadores de esta nueva corriente se cita a los Dres. ingleses Trisha Greengalhd y Brian Hurwitz y, sobre a todo, a la Dra. norteamericana Rita Charon que es a quien se atribuye el término, en 2001, de medicina narrativa.

Hay un video muy recomendable de la Dra. Charon, de padre y abuelo médicos rurales, donde explica cómo empezó su historia con la medicina narrativa.

Ahora, y desde hace años, la Dra. Charon dirige el programa de medicina narrativa en la Universidad de Columbia y es autora de varios libros sobre el tema.

El nombre del perro

Además de los recursos tecnológicos, biológicos y propiamente más “médicos”, la medicina narrativa utiliza recursos provenientes de las disciplinas humanistas como la  literatura (recuerdo aquí mi post de “Leer para curarnos”), el arte, la filosofía, la creatividad, en una palabra, para mejorar el abordaje y tratamiento clínico y la relación con los pacientes.

Para la medicina narrativa cada paciente es único (¡cómo resuena eso en nuestros oídos homeopáticos!) y, por tanto, su experiencia es vital para trazar de verdad la historia clínica de un paciente.

Hace unos años, el Dr. T. Safder publicó una columna en el The New England Journal of Medicine titulada “El nombre del perro”, que iba sobre un paciente ingresado en la planta de cardiología por haber sufrido un dolor intenso en el pecho mientras paseaba a su perro. 

Él, como médico residente, pertrechado de libros, datos, informes, algoritmos, etc. relata de manera pormenorizada la situación del enfermo al médico adjunto. No se deja nada, ningún dato, ninguna prueba. Sin embargo, una vez terminada su docta exposición, el médico adjunto le hace solo una pregunta: “¿cómo se llama el perro?”

El residente se queda estupefacto. En ningún libro, ni guía clínica, ni protocolo, ni nada de nada, viene que el nombre del perro sea relevante para el diagnóstico de un dolor torácico de esas características.

Entonces, el adjunto y el residente vuelven con el paciente y se produce una agradable conversación con él que transforma totalmente la visión que tiene el residente de su profesión de médico y de su relación con los pacientes.

Y el residente rememora, años después, cómo esa ha sido la pregunta (“¿cómo se llamaba el perro?”) más útil que le dieron como médico. Una pregunta que le permitió acercarse y tratar de otra manera  a sus pacientes y entender el ejercicio de la medicina de otra manera.

Una medicina de las personas para las personas.

La escucha

Como la Dra. Charon menciona, uno de los aspectos más importantes en la medicina narrativa, seguramente el que más, es la escucha. Así de sencillo y así de complicado.

Mediante ella podemos entender la génesis de los problemas del paciente, las implicaciones que tiene para su vida, sus necesidades y anhelos y, en una palabra, su dimensión como persona.

No solo es el contenido de la historia, sino la manera de contarla. Ahí nos damos cuenta de la magnitud e inmensidad del misterio que es una persona. Y adiestrar al médico en la escucha, el diálogo, la comprensión, la empatía, en ordenar esas historias es una de las más bonitas maneras (y eficaces) de hacerle mejor médico.

Asimismo la medicina narrativa sirve para una mejor relación entre todos los implicados en los cuidados médicos (médicos de distintas especialidades, enfermeros, etc.) porque es un espacio y una actividad que está por encima de todo aquello que los separa ya sean sus prejuicios o puntos de vista diferentes.

El experto es el paciente

Los médicos sabemos mucho de enfermedades pero los mayores expertos en sí mismos son los pacientes. O sea, que un paciente es quien más sabe sobre sí y sobre lo que le pasa.

Y el primer deber del médico es escuchar esa historia, esa  cronología, esa narrativa, con sus temores, su aprensión, sus esperanzas y sus sueños.

De este modo nos podemos llevar muchas sorpresas porque aquello que para un médico puede ser lo más importante a tratar no lo es para el paciente. Y es inteligente abordar primero aquello que le preocupa al paciente para después ir tratando aquello que al médico también le parece importante.

En palabra del Dr. Daniel Flichtentrei, una buena medicina narrativa sería aquella que tiene en cuenta “lo que los pacientes ignoran que saben y lo que los médicos no saben que ignoran”.

Medicina narrativa y homeopatía

Estoy convencido de que todos los conceptos enunciados hasta aquí habrán resonado mucho en todos aquellos que nos dedicamos a la terapéutica homeopática.

Es más, yo diría que la medicina narrativa está en el mismo núcleo de la homeopatía.

Es curioso que este, como otros abordajes médicos son muy cercanos o están contenidos en el enfoque homeopático: medicina biopsicosocial, medicina centrada en el paciente, medicina narrativa..

La homeopatía es eso… y más.

Porque en homeopatía no solo es imprescindible la escucha, el protagonismo del paciente, el humanismo, cómo reacciona su organismo ante diferentes factores, cómo vive y siente su afección, cómo le afectan las circunstancias personales y sociales, etc. sino que gracias a esa historia y según cómo sea, le prescribimos un medicamento que encaja con todo ello. Un medicamento versátil, muy bien tolerado, compatible con otros tratamientos, que es capaz de afectar a esas dimensiones físicas y emocionales de las que hablamos.

Historias

Efectivamente, yo también creo que el universo está hecho de historias.

Historias como la mía, la tuya, la de todos, que vagan y “resuenan por las praderas infinitas del mundo” como recordaba yo en otro post que, no por casualidad, titulé una historia verdadera.

Ah, el perro se llamaba “Rocky” ?

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