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Cólico nefrítico y homeopatía.

Por el Dr. Guillermo Basauri

Cólico nefrítico y homeopatía.

El cólico de riñón o cólico nefrítico es una de las causas más frecuentes de consulta en los servicios de urgencias, llegando a suponer el 30-40% de las consultas urológicas en estos servicios.

Su prevalencia es similar entre hombres y mujeres, algo mayor para los varones, siendo más frecuente entre los 30 y los 60 años. La incidencia en las mujeres sube durante la menopausia por el aumento del calcio en la orina como consecuencia también, en algunas de ellas, del aumento de la pérdida de masa ósea durante este periodo de la vida.

En este post vamos a hablar de cuáles son los síntomas del cólico renal, sus causas, qué podemos hacer para prevenirlo y cómo la homeopatía puede ayudarnos en su tratamiento y, también, en su prevención.

¿Qué es un cólico nefrítico?

Un cólico es un dolor que se produce como consecuencia de la contracción brusca e intensa de la musculatura lisa de algún órgano hueco abdominal. El dolor aparece de forma brusca, con una intensidad y tiempo de duración variable; dura un tiempo para ir cediendo y aparecer de nuevo.

El origen de estas contracciones tan dolorosas suele estar en la existencia de algún obstáculo que dificulta el transito normal a través de ese conducto. En otras ocasiones, una infección también puede producir dolores cólicos como consecuencia del estímulo irritativo que supone el proceso infeccioso.

El cólico nefrítico se manifiesta como un episodio de dolor intenso y espasmódico (muchos pacientes lo definen como un retortijón o como un calambre) que aparece de manera brusca y repentina, aumentando progresivamente su intensidad. No es un dolor continuo, cursa con picos de dolor seguidos de momentos de relativa calma. Este dolor suele comenzar en la zona lumbar y puede irradiar hacia el abdomen, la ingle y la zona genital.

Estos cuadros cólicos tienen una duración variable, pudiendo ir desde varias horas hasta los dos o tres días. Incluso, son relativamente frecuentes los cólicos nefríticos de tan solo unos minutos.

Causas del cólico renal.

Las causas del cólico nefrítico son muy variadas, pero, sin duda, la más frecuente tiene que ver con la presencia de cálculos o piedras en las vías urinarias. Es lo que se conoce como las litiasis urinarias. Ante la presencia de estos cálculos la orina no puede fluir con normalidad, las vías urinarias se distienden y aparece el dolor.

La litiasis urinaria supone el origen de los cólicos renales en un 90% de las ocasiones. El resto de las veces pueden estar asociados a cualquier otra circunstancia que provoque una obstrucción total o parcial de las vías urinarias. Así, el síndrome de la unión pieloureteral, coágulos en la vía urinaria debidos al sangrado de algún proceso tumoral en estas vías, algunos tumores que crecen en el aparato urinario o que pueden comprimir estas vías desde fuera (intestino, ovarios, útero…) y obstrucciones debidas a otras enfermedades de órganos abdominales que también pueden comprimir las vías urinarias, son ejemplo de otras posibles causas.

Qué son y por qué se forman las litiasis urinarias.

Los cálculos renales se producen cuando la cantidad de sustancias presentes en la orina que pueden formar cristales, como son el calcio, el oxalato o el ácido úrico, están en mayor concentración de la que el líquido de la orina puede diluir.

Diversos factores pueden aumentar el riesgo a padecer nefrolitiasis:

  • Antecedentes familiares y personales. Si una persona ya ha tenido un cálculo renal, la posibilidad de sufrir otro es muy grande. También es mayor si existen familiares que los padecen.
  • Alimentación pobre en líquidos.
  • Abuso de ciertos alimentos. Productos muy ricos en proteínas, sal y azúcar pueden aumentar el riesgo de producir ciertos cálculos renales.
  • Ciertos suplementos y medicamentos. Altas dosis de vitamina C, los suplementos alimentarios ricos en calcio, los laxantes usados en exceso, los algunos antiácidos y ciertos medicamentos utilizados en las migrañas o en la depresión, pueden aumentar el riesgo de tener litiasis renal.
  • Sobrepeso.
  • Otras enfermedades. Enfermedades intestinales inflamatorias o diarreas crónicas pueden alterar la absorción del calcio y favorecer la formación de cálculos. Otras dolencias como la acidosis tubular renal, la cistinuria, el hiperparatiroidismo o las cistitis de repetición también pueden contribuir a aumentar el riesgo.

Tipos de cálculos renales.

Estos cálculos pueden tener diferentes orígenes:

  • Cálculos de calcio. Son los más frecuentes, suponen un 70-80% del total. La mayoría son de oxalato de calcio, aunque también podemos encontrarlos de fosfato de calcio.

El oxalato es una sustancia que produce el hígado y que también ingerimos con la alimentación. Algunas frutas y verduras, el chocolate y los frutos secos son especialmente ricos en oxalatos. Estos también pueden aumentar en relación al consumo de altas cantidades de vitamina D y algunas enfermedades metabólicas.

Los de fosfato se asocian fundamentalmente a problemas metabólicos y al consumo de determinados medicamentos.

  • Cálculos de estruvita. Entre el 20-30% de los cálculos están originados por infecciones de orina por gérmenes llamados desdobladores de la urea. Es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres y son cálculos que pueden crecer rápido y alcanzar tamaños considerables. Por otra parte, tienden a quedarse en el riñón y al no desplazarse suelen dar muy pocos síntomas.
  • Cálculos de ácido úrico. Suponen el 5-10% de las litiasis renales. Los cálculos de ácido úrico se pueden deber a una pérdida excesiva de líquido a causa de una diarrea crónica o a una malabsorción intestinal, a una dieta rica en proteínas o a determinadas patologías como la diabetes y el síndrome metabólico. Muchos pacientes gotosos sufren algún cólico nefrítico a lo largo de su vida a consecuencia de sus cálculos de ácido úrico.
  • Cálculos de cistina. Estos cálculos, aproximadamente un 1% del total, se forman en personas con cistinuria, una dolencia de tipo hereditario.

Diagnóstico de los cálculos renales.

Aunque hay factores, como ya veíamos, que predisponen a tener cálculos urinarios, en la mayoría de los casos no llegamos a conocer su origen. De hecho, cuando son asintomáticos, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, se suelen diagnosticar por casualidad al realizar pruebas por otros motivos de salud.

Para llegar a un diagnóstico, cuando se sospecha la existencia de piedras en las vías urinarias, serán de utilidad los análisis de sangre y orina y, sobre todo, algunas pruebas de imagen como las tomografías y las ecografías.

Si el paciente llega a expulsar algún cálculo es muy importante analizarlo para conocer su composición y poder establecer una estrategia de prevención, en la medida de lo posible.

¿Qué podemos hacer para prevenir la formación de los cálculos renales?

Si la causa es alguna enfermedad conocida, su control será la clave. Pero si, como ocurre en tantas ocasiones, no hay ninguna dolencia que los justifique podremos poner en marcha algunos cambios en nuestro estilo de vida que disminuyan el riesgo a padecerlos.

  • Hidratarse lo suficiente. Es importante que la orina sea lo más clara posible; ese es un buen signo de que la concentración de minerales en la orina no es alta y de que el riesgo de que precipiten es menor.
  • Cuidar los alimentos ricos en oxalatos. Esto, por supuesto, si los cálculos son de oxalato cálcico. Algunos de estos alimentos son la remolacha, espinacas, batata, acelgas, frutos secos, té, chocolate y derivados de la soja. No significa que estos alimentos estén prohibidos, simplemente hay que evitar su consumo excesivo.
  • Reducir el consumo de sal y de proteínas de origen animal.
  • Eliminar de la dieta los productos procesados, refinados y ricos en azúcar o edulcorantes.
  • Cuidado con los suplementos de calcio. Los alimentos naturalmente ricos en calcio, salvo consejo expreso del médico, pueden seguir consumiéndose con normalidad. Sí hay que tener mucho cuidado con los suplementos de minerales y consultarlo siempre con un experto.

Síntomas del cólico nefrítico.

Lo primero que hay que decir es que los cálculos no suelen dar síntomas hasta que comienzan a moverse y se desplazan hacia el uréter, de manera que muchas personas con piedras en el riñón pueden no enterarse nunca que las tienen.

Cuando esto ocurre, que la piedra se desplace y dificulte la eliminación de la orina, es cuando aparecerán los signos y síntomas del cólico nefrítico:

  • Dolor intenso en la zona lumbar de la espalda que puede irradiar hacia el abdomen y la ingle, incluso hacia los genitales.
  • El dolor es en oleadas, fluctuante. Si bien su intensidad es variable es un dolor que se suele describir como uno de los más intensos e insoportables.
  • Dolor o sensación de ardor al orinar. A veces, sobre todo al comienzo del cólico, puede pensarse en una infección de orina.
  • Orina de color rojo, rosado o marrón. Orina turbia.
  • Orina con olor desagradable.
  • Ganas constantes de orinar. La persona tiene ganas de orinar muchas veces pero solo sale muy poca cantidad.
  • Puede haber también otros signos generales como náuseas, vómitos o fiebre.
  • En ocasiones, el dolor es tan intenso que puede acompañarse de una sensación intensa de ansiedad acompañada de taquicardias y sudores.

Este dolor, y algunos de los otros síntomas, puede ir cambiando en su ubicación e intensidad según el cálculo vaya desplazándose a través de las vías urinarias.

Aunque, como ya comentamos, muchos cólicos van a resolverse espontáneamente en más o menos tiempo, a veces incluso solo en minutos u horas, es muy importante buscar atención médica lo antes posible si:

  • El dolor es tan intenso que no se encuentra ninguna postura cómoda.
  • Hay náuseas y vómitos.
  • Se acompaña de fiebre y escalofríos.
  • Hay sangre en la orina.
  • Hay gran dificultad para orinar.
  • Si el cólico se produce durante el embarazo.

Diagnóstico del cólico nefrítico.

El diagnóstico del cólico renal es básicamente clínico. Hay que valorar todos los signos y síntomas que presenta el paciente y descartar otras patologías, sobre todo si la persona presenta fiebre y/o un estado general muy afectado.

Es muy importante también realizar una adecuada exploración física, palpando la zona abdominal y lumbar.

Tratamiento convencional del cólico nefrítico.

El objetivo básico de la estrategia de tratamiento del cólico renal es:

  • Controlar el dolor.
  • Facilitar la expulsión de los cálculos, que son la causa más frecuente de estos cólicos.
  • Prevenir la aparición de nuevos episodios.

Para controlar el dolor se utilizan espasmolíticos y antiinflamatorios que, si el dolor es muy intenso, pueden administrarse vía intramuscular o intravenosa. Algunos pacientes pueden necesitar medicamentos para aliviar las náuseas y los vómitos. En algunos casos, también se pueden utilizar medicamentos que relajan la musculatura del uréter y ayudan a expulsar los cálculos.

Si hubiera cálculos, es importante saber su localización, tamaño y composición para valorar la probabilidad de que se expulsen espontáneamente, lo cual ocurre en el 80% de los casos, o haya que intervenir de alguna manera.

Los cálculos menores de 5-7 milímetros suelen expulsarse espontáneamente. En caso de no poder ser expulsados por su gran tamaño se puede intentar romper el cálculo en trozos más pequeños utilizando la litotricia, ondas de choque que descomponen la piedra. En caso de que no sea posible hacer una litotricia o de que el cólico se esté complicando habrá que pensar en la endoscopia o en la cirugía para extraer la piedra del uréter o del mismo riñón.

Siempre hay que valorar hasta qué punto la obstrucción puede estar comprometiendo la función renal para actuar lo más rápida y eficazmente posible.

La homeopatía en el tratamiento del cólico nefrítico.

Los medicamentos homeopáticos pueden ser de gran ayuda en la estrategia de tratamiento de las personas que sufren cólicos renales, tanto durante las crisis como intentando minimizar el número y la intensidad de estos procesos.

Muchas personas ya comentábamos que tienen tendencia a sufrir estos cuadros de litiasis urinarias y cólicos sin ninguna causa concreta, sin ninguna enfermedad de fondo que lo justifique. Medicamentos como Calcárea carbónica, Lycopodium, Sepia o Sulfur, entre otros, serán de gran valor en el tratamiento y la prevención en estos pacientes con un terreno predispuesto.

Medicamentos a base de Lithium carbonicum, Berberis vulgaris o Benzoicum acidum pueden ser especialmente interesante en las personas con tendencia a tener el ácido úrico alto y a producir litiasis úricas.

La homeopatía también puede ayudar a las personas que padecen infecciones de orina de repetición, una de las causas de las litiasis urinarias.

Durante las crisis de cólico, además de Calcárea carbónica y Lycopodium que también podremos usarlos como medicamentos sintomáticos en estas situaciones, los medicamentos homeopáticos con los que contaremos más frecuentemente serán:

  • Pareira brava. Lo podremos usar prácticamente de manera sistemática debido a su acción electiva sobre los espasmos dolorosos de los conductos urinarios. Los dolores suelen acompañarse de deseos constantes y poco eficaces de orinar.
  • Berberis vulgaris. Muy útil también en el momento del cólico, los dolores suelen ser punzantes, urentes y agravados por la presión sobre la zona. Especialmente indicado si el dolor es del lado izquierdo.
  • Colocynthis. Gran medicamento de dolores espasmódicos y calambriodeos. El dolor es muy violento, paróxístico. El paciente calma algo su dolor con la aplicación de calor y presión sobre la zona lumbar y abdominal. Por ello es clásico que busque estar acostado y flexionado sobre sí mismo, en “posición fetal”. Magnesia phosphorica es otro medicamento con indicaciones similares.
  • Arnica. Es interesante asociar Arnica siempre que haya sangre en la orina. Además estos pacientes suelen mostrarse muy doloridos y sensibles al más pequeño contacto.
  • Sarsaparrilla. Los dolores son insoportables, sobre todo durante y al final de la micción. Es frecuente ver en la orina depósitos arenosos.
  • Belladonna. En este caso los dolores son más pulsátiles y empeoran al menor contacto y con las sacudidas. Muy a menudo se acompaña con síntomas generales como congestión de cabeza y fiebre.
  • Solidago. También de uso muy frecuente pues está indicado siempre que la persona muestre una sensibilidad dolorosa en los ángulos costolumbares.

Además, en pacientes que tengan que someterse a tratamientos más intervencionistas, como los sondajes o la cirugía, medicamentos homeopáticos como Arnica, Staphysagría o Apis serán de gran ayuda a la hora de la recuperación.

Estos medicamentos homeopáticos los usaremos solos o asociados a cualquier otro tratamiento médico que consideremos que necesite el paciente. Su extraordinario rango de seguridad nos permitirá utilizarlos en pacientes especialmente delicados como las mujeres embarazadas y las personas polimedicadas o con problemas hepáticos y renales asociados.

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