
Homeopatía para los tiempos en que vivimos

DISTOPÍA: Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana.
Diccionario de la lengua española (RAE)
Origen del vocablo distopía
Aunque la Real Academia Española de la Lengua (RAE) no aceptó el concepto de distopía en su diccionario hasta el año 2014, su origen se le atribuye a John Stuart Mill que ya la utilizó en un discurso parlamentario en el año 1868.
Así, el término distopía surge como antónimo del concepto de utopía, atribuido a Tomás Moro y que, además, le sirvió de título a su obra literaria más importante (Utopía, 1516). En ella, describe una sociedad tan ideal e idílica como inexistente.
Muchas obras literarias y películas, ya en tiempos más recientes, han desarrollado este tema de una sociedad futura en donde sus gobernantes, lejos de velar por el bienestar de sus conciudadanos, se dedican a someterlos y tiranizarlos a través de una ingeniería social basada, fundamentalmente, en el control, el miedo y la alienación del individuo.
En este sentido, se suelen considerar Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, 1984 (1948) de George Orwell y Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury como la trilogía fundacional del género literario distópico, quizás no tanto por ser las primeras en abordar este tema como por la profundidad y acierto con que describen esas sociedades distópicas.
Y la pregunta es: ¿Estamos ya, de hecho, viviendo en una sociedad distópica?
Yo creo que sí, sin duda alguna.
Proyecto de investigación “CONSCIENCIA Y SOCIEDAD DISTÓPICA”
En este contexto, en el año 2018 se pone en marcha un proyecto de investigación coordinado por Emilio Carrillo, economista y profesor universitario de economía política con amplio reconocimiento internacional. En su curriculum cabe destacar, entre otras cosas, haber sido presidente del Programa de Desarrollo Local de la Organización Internacional del Trabajo (OIT-Naciones Unidas), de la Red de la Unión Iberoamericana de Municipalistas y de la Comisión de Desarrollo de la Red de Ciudades del Arco Atlántico, director y coordinador de muy diversos proyectos tanto de investigación como de cooperación al desarrollo en América Latina, Europa y el Magreb y autor de 63 libros en los que ha abordado una extensa temática tanto de índole técnica (economía política, hacienda pública, desarrollo económico y territorial…) como ligada al desarrollo de la consciencia, en sentido amplio (filosofía, espiritualidad…). Es decir, una persona que sabe bien cómo funciona este mundo.
Este proyecto nace de la convicción del equipo de investigadores y colaboradores que lo forman de que “[…] es muy importante percatarse de que la distopía ya no narra un futuro imaginario, sino que desvela el presente cierto. Y es que la Sociedad Distópica ya no es una ficción, ni algo por venir. Es muy real y está aquí, avanzando entre nosotros. Durante los próximos lustros se irá consolidando a escala mundial y global.”
Según ellos mismos, el objetivo del proyecto es doble:
“Indagar y recabar información y datos sobre los perfiles, características, connotaciones y efectos de la Sociedad Distópica en sus diferentes manifestaciones (sistema socioeconómico, estructuras políticas e institucionales, tendencias sociales, ecología, inteligencia artificial, bio y nanotecnologías, salud, cultura, educación…).
Reflexionar y plantear propuestas prácticas sobre cómo afrontar y vivir con Consciencia, personal y colectivamente, la Sociedad Distópica, con la finalidad no solo de evitarla, algo poco probable si somos realistas, sino para, en caso de que finalmente se haga realidad en toda su entidad:
- Situarse individualmente, continuando con la metáfora, en el centro del huracán, que es donde no hay viento, los cielos están claros y la temperatura es cálida, lo que significa avanzar cada uno en auto-consciencia y propiciar una transformación tan interna como íntima (“ojos nuevos para un mundo nuevo”).
- Unido a lo anterior, vivenciar las circunstancias distópicas con discernimiento sobre sus contenidos y su por qué y para qué en el proceso evolutivo de la humanidad.
- Ayudar en todo lo posible a los demás, en particular a los que les resulté más difícil comprender el significado profundo de experiencias tan convulsas y a los que se vean especialmente afectados por estas.
- Colaborar para que, ante ellas, cada persona saque lo mejor de sí misma en clave de la humanidad en su conjunto, de todas las modalidades y manifestaciones de vida y del ente planetario Tierra”.
Por supuesto, la intención tanto mía como la de este proyecto de investigación no es otro que el de exponer unos hechos para la reflexión de cada cual. Es tan solo un llamado al discernimiento de cada uno y, a partir de ahí, que todas las personas interesadas puedan tener datos y conocimientos para seguir investigando y sacar sus propias conclusiones.
Y, dicho esto, por supuesto también, yo he sacado las mías.
Sociedad distópica
Como ya os adelantaba antes, yo estoy profundamente convencido de que esta sociedad esta dirigida por individuos que no velan por el bienestar y el cuidado de las personas ni del planeta, sino que nos perciben como meros recursos para mantener su forma de vida. A nosotros, los seres humanos, y al propio planeta.
A través del miedo, la confusión, la división y el enfrentamiento entre las personas, el control, la dependencia al sistema y el entretenimiento bobo, pretenden tener una población sometida, dócil y dominada que sirva a sus intereses sin dar problemas.
Y, no quiero entrar en más honduras sobre quiénes son los que dirigen todo esta trama pero, para quiénes estéis interesados en profundizar sobre el tema, os recomiendo encarecidamente que enredéis un poco en la web de este proyecto de investigación. Os sorprenderá la información que encontraréis y su nivel de rigor, avalado por prestigiosos profesionales de distintos ámbitos del conocimiento.
Homeopatía y sociedad distópica
Vale. Y diréis: Pero ¿La Homeopatía puede hacer algo para desenredar esta distopía?
Pues pienso que propiamente, no. Lo que sí podemos hacer con nuestros medicamentos homeopáticos es acompañar a todas esas personas que acaban viéndose sumergidas en todos esos estados emocionales aflictivos y destructivos a los que este sistema quiere, de hecho lo hace, abocarnos.
El miedo, la desesperanza, la duda, la furia, la indignación o la frustración, son algunos de los estados emocionales en los que este sistema pretende hundirnos, así como a vivir la vida en un constante ir y venir hacia ninguna parte, en permanente agitación, buscando en el entretenimiento y el consumo (recordad que, según ellos, esta es una “sociedad de consumo” y que todos nosotros somos ”consumidores”) el bálsamo que compense nuestra sensación de vacío existencial. Produce para consumir y diviértete para olvidar, sin parar, sin respiro, no sea que pares y te dé por mirar hacia adentro.
Así que os propongo un pequeño viaje, solo a modo de ilustración, a través de algunos de los medicamentos homeopáticos más frecuentemente utilizados en todas estas situaciones emocionales tan perturbadoras por las que tantas personas estamos pasando en estos tiempos, a mi entender, de profunda distopía.
EL MIEDO
El miedo es, sin duda, el estado de consciencia del que nacen el resto de los estados emocionales. Digo el “estado de consciencia” porque no es simplemente un estado aflictivo; es la frecuencia en la que vibramos cuando nos alejamos del Amor. Cuanto menos Amor hay en nuestra vida, más miedo.
Así que podríamos considerar a la indignación, la decepción, la prisa, la necesidad de mostrar una imagen ante los demás, la furia y la duda como hijas del miedo.
Opium
Opium es uno de los medicamentos clásicos del trauma agudo que te paraliza. El pánico que te deja inmovilizado, mudo. La persona no es capaz de desarrollar y expresar una verdadera cólera; la inicia pero enseguida acaba en llanto.
El individuo puede pensar en el trauma, o la situación que le tiene aterrorizado, día y noche, entrando en un estado de tristeza, melancolía, apatía e indiferencia, pero lleno de ansiedad que incluso puede expresarse con temblores. Puede parecer que entran en un estado en el que ya no esperan nada de esta vida.
Es un medicamento homeopático muy útil en las personas que sufren una guerra.
Gelsemium
Es el gran medicamento del miedo de anticipación que también inhibe y paraliza.
Son personas que ante una situación que viven como retadora (hablar en público, subir a un avión, salir de viaje, enfrentarse a un examen…) se quedan bloqueadas, pudiendo manifestar palpitaciones, temblores y sensación de desfallecimiento. Es también frecuente que sufran de insomnio y diarreas de anticipación.
Suelen ser persona hiperemotivas, tímidas, nerviosas e inhibidas, con tendencia a los miedos y a las fobias, como la fobia social.
Arsenicum album
Arsenicum album ayudará a las personas que se sienten desprotegidas, vulnerables, como “una oveja entre lobos”. Así, manifestarán un miedo desproporcionado a la enfermedad, la soledad y la muerte.
Siente que solo puede contar consigo mismo y ante esa sensación desarrolla actitudes de control, precaución y desconfianza extremas. Así, pueden tender a acumular bienes, llegando a ser compulsivamente ahorradoras, ante la sensación constante de inminente carencia.
Se pueden volver pulcros y meticulosos hasta un extremo que puede llevar a hacerles muy difícil la convivencia con los demás.
Muestran una gran ansiedad existencial acompañada de una extrema labilidad emocional, pudiendo pasar de la debilidad y la postración a la ansiedad y la agitación. Todo esto se manifiesta en su máxima expresión cuando se encuentran enfermos o se sienten vulnerables ante cualquier situación de la vida.
Aconitum
Aconitum corresponde a las crisis de pánico bruscas, intensas, sobreagudas, que incluso la persona puede vivir con una sensación de “muerte inminente”.
Lejos de crear parálisis, aquí la persona siente una gran agitación. Es una situación que te mueve a la defensa o a la huida.
Es un buen medicamento para quienes viven en una situación de alerta máxima constante, que puede incluso manifestarse con sensaciones físicas como palpitaciones, taquicardias o falsos ataques cardíacos.
Esta vivencia de alerta constante puede manifestarse en comportamientos como el miedo a las multitudes, a la soledad, a cruzar una calle…
Causticum
Las personas que pueden necesitar Causticum suelen sentir ansiedad y miedo con una sensación de desgracia inminente, como si vivieran con una “espada de Damocles” sobre ellos. En alerta permanente por él y por los demás. Su frase favorita suele ser: “Y si…” siempre esperando cualquier desgracia. Como en Gelsemium, puede haber un miedo que paralice.
Suelen tener mucho miedo al daño físico e intolerancia al dolor. Así, los niños suelen ser excesivamente prudentes, quejosos y lloricones. Muy miedosos.
Necesita y busca la protección de los demás hasta poder mostrase tiránico y culpabilizador si no recibe la atención y el cuidado que reclama.
Muchos homeópatas ven a Causticum como el “crónico de Aconitum”.
Lycopodium
Las personas que necesitan Lycopodium tienen un profundo sentimiento de impotencia y de cobardía frente a la vida que intentan compensar con actitudes prepotentes y altaneras. Les va muy bien ese refrán que dice: “Perro ladrador, poco mordedor”.
Suelen ser personas muy criticonas pero que no toleran en absoluto las críticas hacia ellos. Ver y resaltar el lado negativo de los demás les hace no sentirse tan imperfectos, débiles y minúsculos.
En ese mismo sentido, son muy competitivas pues siempre tienen que estar demostrándose a sí mismos y a los demás que son válidos. Pero, por otro lado, es fácil también observar como pueden tener tendencia a huir de las responsabilidades y los retos ante el pánico al fracaso que sienten.
LA INDIGNACIÓN
Staphysagria
Staphysagria puede ayudar a las personas que sienten demasiado resentimiento y susceptibilidad. Impresionables, arrogantes y con una gran hipersensibilidad moral, es como si vivieran con los nervios a flor de piel.
Se muestran decepcionados, desilusionados y frustrados, en un mundo que no soportan. Se enfadan incluso por las cosas que no les conciernen y quisieran protestar pero, en vez de hacerlo, lo reprimen para estallar en cualquier otra circunstancia, por lo general, totalmente fuera de contexto.
Ante esa sensación de no poder expresar su enfado, pueden llegar a la autoagresión. Y, en este sentido, son grandes somatizadores; lo que no pueden expresar en lo emocional, lo trasladan a su cuerpo.
Pesimista, serio, silencioso, inquieto. Está siempre en alerta con una sensación de que nada le satisface del todo.
LA DECEPCIÓN
Aurum metallicum
Aurum se relaciona con las personas que encarnan la dignidad suprema, sagrada, del ser humano. Aurum es el oro, la representación del sol en la Tierra, el dios-padre.
Sienten que ni él ni los demás seres humanos son lo que se esperaba de ellos; seres dignos, de esencia superior, sagrados. Ni él ni los demás están a la altura de lo esperado. Y esto es algo que no pueden soportar, hasta el punto de poder entrar en una depresión hostil con tendencia al suicidio.
Suelen mostrase como personas muy exigentes y autoritarias pero también generosas y justas.
Platina
Y aquí tenemos a Platina, otro metal como Aurum con un profundo sentimiento de orgullo y alta estima de sí mismo y del ser humano. Si bien Aurum suele estar indicado con mayor frecuencia en varones, Platina lo solemos utilizar más en las mujeres.
Todo debe ser conforme a un ideal de belleza, ética y armonía. Siempre buscando la perfección absoluta, lo cual les lleva, irremediablemente, a la decepción absoluta.
Funcionan en el “todo o nada”; eres perfecto o eres despreciable. Y esto les lleva a mostrarse intransigentes y altivos con los demás, despreciando desde su pedestal de superioridad todo lo que consideren mediocre, feo o disarmónico.
Para ser digno de estar con ellas hay que superar sus pruebas y filtros de excelencia que, por supuesto, son prácticamente insuperables.
LA IMAGEN
Fluoricum acidum
Pensamos en Fluoricum acidum cuando vemos a personas materialistas y libertinos que solo buscan el disfrute sin responsabilidad. Son muy superficiales y no valoran nada.
No se hacen preguntas existenciales pues nada tiene valor para ellos salvo el satisfacer sus apetencias. Solo buscan lo que les complazca.
Les interesa profundamente la imagen que dan al mundo, brillar ante los demás. Su coche, su casa, su aspecto, incluso, su pareja solo le sirven para mostrar a los demás su fulgor. Pueden ser brillantes profesional o académicamente si lo consideran importante para su imagen.
Por otro lado, pueden mostrarse dispersos, desordenados, un poco caóticos y muy inconstantes. Muy activos y precipitados, lo hacen todo con prisa y necesitan cambiar constantemente de actividad, Y también de pareja. Prepotentes y dominantes, pueden mostrase insensibles y agresivos.
LA PRISA
Sulfuricum acidum
Como Fluoricum acidum, aquí tenemos otro ácido inquieto, impaciente y precipitado, siempre corriendo.
Impacientes e irritables, siempre de mal humor, son personas que tienden a hacerlo todo precipitadamente. Es tanta su inquietud que pueden contarte que tienen la sensación de que “tiemblan por dentro” aunque no pueda verse ningún temblor objetivamente.
Es muy frecuente que se quejen de acidez digestiva y reflujo.
Argentum nitricum
Este medicamento homeopático beneficia a personas ansiosas, precipitadas, apuradas pero ineficaces en su acción. Lo quieren todo al mismo tiempo e inmediatamente. Viven como si se les escapara la vida entre los dedos. Pueden sentir mucha ansiedad y culpa por pensar que no han hecho todo lo que podían y debían o por pensar que se les olvida algo.
Sienten gran ansiedad por todo lo que hay que hacer a una hora fija y tienden a llegar siempre mucho tiempo antes.
Son personas con tendencia a las neurosis fóbicas; necesitan verificarlo todo constantemente o que les aseguren y les tranquilicen. Puede ser un gran medicamento en personas con tendencia a las crisis de pánico y al vértigo a las alturas.
LA FURIA
Nux vomica
Nux vomica conviene a personas activas, pragmáticas, impulsivas e impacientes, siempre preocupadas por la eficacia y la consecución de sus objetivos a corto plazo.
Esa impulsividad y esa necesidad de conseguir sus objetivos les pueden llevar a explosiones de cóleras incontrolables, incluso homicidas.
Muy exigentes consigo mismos y con los demás, se muestran completamente intolerantes ante los obstáculos que les impidan o dificulten llegar a sus objetivos.
Hepar sulfur
Las personas que necesitan Hepar sulfur pueden resultar un tanto paradójicas, al igual que el propio medicamento homeopático que resulta de combinar flor de azufre con caliza de ostra (Sulfur con Calcárea carbónica).
Así, son personas que pueden mostrarse nerviosas, precipitadas, agitadas, agresivas, violentas y, a la vez, mostrar un fondo dulce y sumiso. Algunos homeópatas llaman a Hepar sulfur “el dulce violento”.
Otro aspecto que nos habla de esta dualidad es el hecho de ser personas congestivas y frioleras a la vez, hipersensibles al frío y también al dolor.
Pueden mostrarse muy cabezotas y testarudas y son muy sensibles a la frustración y las humillaciones que pueden enfermarles.
LA DUDA
Anacardium
Las personas sensibles a Anacardium, las personas que pueden beneficiarse de este medicamento, parecen llevar dentro de ellos el espíritu de la dualidad, del conflicto, la lucha entre los contrarios.
Se suele decir de estas personas que es como si tuvieran un ángel sobre un hombro y un demonio sobre el otro, debatiéndose permanentemente entre los opuestos. Esto les lleva a un estado de tensión constante que les hace oscilar entre la duda, la indecisión y la inhibición a la acción y la irritación, incluso, la violencia.
Baryta carbónica
Indeciso, desadaptado, aislado, inhibido, tímido, lento. Siente una profunda falta de confianza y valentía, como si le faltara un punto de madurez. De hecho, Baryta carbonica puede ser de gran utilidad para niños con deficiencias y handicaps mentales.
Son personas que se sienten tan incapaces que tienden a rechazar todas las obligaciones y responsabilidades y prefieren que los demás decidan por ellos; se dejan llevar. Suelen sentirse más cómodos en estructuras sociales en las que solo tengan que obedecer órdenes.
Tienen un gran miedo al porvenir y tenderán a tomar todas las precauciones posibles.
Graphites
Lento e indeciso. Su frase preferida es: “No sé”. Puede estar una tarde entera mirando televisores en una tienda para, al final, irse sin ninguno.
Apatía, inacción e inmovilismo. Como Baryta carbónica, se deja llevar.
Como ya os decía, estos no son los únicos medicamentos homeopáticos que podemos relacionar con estos estados emocionales, pero pueden servir de ejemplo de cómo la Homeopatía es una terapéutica global que entiende al ser humano en toda su dimensión.
Algunas reflexiones sobre el transhumanismo
Traigo este tema al final de mi post porque, aunque pueda parecer tangencial o desconectado del tema, a mí me parece un elemento muy significativo del sentido profundo de esta distopía en la que nos quieren viviendo las élites que nos gobiernan.
El transhumanismo viene a ser un movimiento intelectual que busca transformar la condición humana mediante el desarrollo e implantación de tecnología en el ser humano con el fin de mejorar sus capacidades físicas y mentales. Es decir, crear “humanos mejorados”, lo que ellos denominan “posthumanos”.
Y esto no tendría ningún “pero” si fuera algo que naciera desde el Corazón, con el objetivo de que la vida de todas las personas de este planeta fuera más plena en todos los sentidos. Pero mi percepción es que quienes quieren implantar esta realidad son los mismos que nos someten con el miedo y el control y que, en realidad, todo esto del transhumanismo solo servirá para seguir aumentando la brecha entre los humanos de primera y los de segunda, por expresarlo de alguna manera.
En mi profundo sentir, la única revolución que va a cambiar el destino de la humanidad es la del Espíritu, la de la Consciencia. Solo cuando entendamos que nuestra verdadera naturaleza está conectada con el Amor, y que la única oportunidad de vivir en paz y armonía es vivir en coherencia con ella, entonces y solo entonces, esa revolución del Alma nos acercará a la felicidad. Y no será para unos pocos, será para todos los seres que habitamos este planeta que nos sustenta a pesar de todo el daño que insistimos en seguir causándole. Lo demás será, como bien expresa Tomasi di Lampedusa en su novela “El gatopardo” (1958):“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Es decir: Que todo cambie para que todo siga igual.
Ningún avance tecnológico ni ninguna ideología van a salvarnos de estas inhumana distopía en la que hemos entrado si no están llenas de Corazón, llenas de Alma, llenas de Amor. Si no es así solo servirá, como la historia de la humanidad sobradamente ya nos ha demostrado, para que cada vez los seres humanos seamos más infelices y vivamos más enfrentados.
Pero, como siempre os digo, vosotros no creáis ni una palabra de lo que digo. Pero si algo os resuena dentro, experimentadlo y ved que ocurre.

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