
Diego y los gránulos

Deseo que este post sea tan entrañable para el lector como lo es para mí y que pueda servir para explicar a un niño cómo nos ayudan los gránulos de homeopatía. Así lo hice con Diego, mi amoroso nieto.
Sirva también como homenaje a todos los niños, que tratados con homeopatía, resuelven así sus patologías de manera sorprendente.
YAYA, ME GUSTAN LAS BOLITAS!!
-Dame más, pero que ricas están!- dijo Diego en cuanto se las terminó.
La abuela sonrió y le miró con su mayor ternura y amor. Qué suerte teníamos de poder atender sus necesidades de una manera tan amable, pensó. Sí, amable, esa es la mejor definición.
-Ahora esperamos un poquito y dejamos que estas bolitas caminen por todo tu cuerpo, vale, cariño? Luego podrás tomar más.
-Y por qué tienen que estar dentro de mí?
-Porque te ayudan, mi niño, cuando tienes mocos y no puedes respirar bien.
-Y también cuando tengo tos?
-También, claro que sí.
-Pero cómo ayudan las bolitas?
La abuela cogió a Diego sobre sus rodillas y puso unos tubos llenos de bolitas encima de la mesa. Los había de distintos colores, pero las bolitas eran todas iguales, todas muy blancas. Así, con mucho amor, comenzó a hablar a su nieto.
-Verás Diego, nuestro cuerpo es perfecto, es lo más perfecto que existe, pero algunas veces no funciona del todo bien. Eso ocurre cuando no ponemos todo el cuidado en darle lo necesario. Por ejemplo, si comemos algo que no nos conviene. O si pasamos mucho frío y no nos abrigamos bien. También cuando nos caemos y nos golpeamos. Y, muchas veces, si estamos en lugares poco limpios, poco saludables o con bichitos.
Y es cierto que tenemos la manera de solucionarlo porque, como ya te he dicho, este cuerpecito es fantástico y tiene unos mecánicos que en seguida se ponen en marcha para que reparen lo que haga falta. Sólo que, algunas veces, no hay suficientes mecánicos o están todos muy ocupados y nosotros le mandamos ayudantes. Esos ayudantes son las bolitas.
– Pero, como pueden ayudar las bolitas si no llevan herramientas, abuela?
– Ah, pues es muy fácil, Diego, porque esas bolitas que a ti te saben tan ricas están hechas con partes de algunas plantas, o con líquidos que salen de algunos animales, incluso con trocitos de conchas marinas o rocas. Y esas son las herramientas que utilizan las bolitas para reparar lo que te hace sentir mal.
– Anda… Eso sí que es una sorpresa, iaia!. Y me puedes decir qué plantas son esas?
– Buenooo… cariño…. Hay muchísimas, pero hoy te digo sólo alguna, las que mas te pueden ayudar ahora. Por ejemplo, fíjate, hay una que se llama BELLADONA y va muy bien cuando tenemos fiebre, o dolor de garganta, de oído… y muchas veces más. Además, si nos damos un golpe o nos hacemos una herida, ARNICA MONTANA, que tiene una flor muy bonita, nos soluciona el problema rápidamente.
– Es que esa es la jefa?
– No, no es la jefa, todas mandan igual, cada una sabe lo que tiene que hacer y lo arreglan todo sin hacer ruido.
– Y eso qué dices de los animales? No lo entiendo
– Pues yo te lo explico. Porque me encanta decirte que de las abejas, además de la miel y la cera, que tú ya sabes que nos dan, también podemos hacer bolitas para aliviar el picor de la picaduras de mosquitos, de las mismas abejas y de las avispas. También otras muchas cosas que te iré explicando. Lo bueno de todo eso es que así no tenemos que tener miedo si nos pican porque sabemos que lo podemos solucionar muy pronto.
– Yaya y lo de las conchas y las rocas, dices que están dentro de las bolitas?
– Claro, cariño, cómo me gusta que te quieras enterar!. Pues sí, hay conchas del mar que nos ayudan, por ejemplo, cuando tenemos muchos mocos, es la concha de la ostra y de ella se puede conseguir CALCAREA CARBONICA.
– Y te voy a decir algo mas, porque sé que lo aprendes muy pronto, el nombre de las bolitas es GRÁNULOS y GLÓBULOS. Pero a mí me gusta que los niños las llaméis como os sea mas fácil.
– Yaya, hoy me has contado muchas cosas, pero hay algo que te quiero preguntar, y todo esto de meter cosas en las bolitas a quién se le ocurre?
– Jajaja , Diego tú sí que tienes ocurrencias! Cuando seas mas mayor te diré mucho más. Ahora es suficiente con que sepas que fue un médico, hace muchos años, que estudió mucho y observó con atención todo lo que podía conseguir de la naturaleza para ayudar a las personas que estaban enfermas. Se llamaba Samuel Hahnemann. Y despues hemos estudiado mucho mas para seguir aprendiendo.
– Anda, médico como tú, yaya, que bueno, no!.
– Se hace un poco tarde, nos dormimos ya, abuelita? Mañana podemos seguir contándonos mas historias.
– Sí, amor, vamos a descansar.
(La primera vez que Diego tomó gránulos sin diluir, directamente en su boquita, tenía 4 meses. Antes los había tomado diluidos en agua).
1 Comment
Deja un comentario

También te puede interesar
Oportunidad de doctorado con financiación completa en Brasil.
Ha surgido una oportunidad para una beca de doctorado Cotutelle totalmente financiada para explorar el uso de la homeopatía en...
¡Maravilloso relato, querida doctora Nieves! Un precioso regalo que pienso compartir con mi nieto Diego (¡!), él es alemán, acaba de cumplir catorce años hace unos días y, como toda la numerosa familia, es un entusiasta práctico de la homeopatía. Cuando te lean él, su hermana Clara y sus primos y primas, madres y padres, tíos y tías, disfrutarán muchísimo.
Muchas gracias, querida amiga y hermana, por este detallazo tan encantador como pedagógico.
Pasaré esta delicia narrativa al blog en el que escribo cada día: “El cesto de las chufas”, en el que también suelo colgar vuestras publicaciones “Hablando de Homeopatía”.
Un abrazo enorme, con todo el cariño, Nieves!.