Experiencia de un médico homeópata
Por el Dr. Jorge Manresa
Soy pediatra en ejercicio desde hace 41 años y utilizo medicamentos homeopáticos desde hace más de 30 años.
Me formé en Terapéutica Homeopática en el Colegio de Médicos de Alicante y de Experto en terapéutica Homeopática en la Universidad de Murcia, de la que posteriormente fui profesor.
He impartido numerosos cursos de homeopatía en Colegios de Médicos, universidades, fundaciones, etc., a los que han asistido médicos de atención primaria, pediatras, especialistas médicos de todo tipo, odontólogos y matronas. La tónica general ha sido siempre de interés y curiosidad por el método y sus resultados.
Dentro de mi libertad de prescripción como profesional colegiado con ejercicio en activo, he utilizado y utilizo cuando lo estimo conveniente, medicamentos homeopáticos los cuales son venta exclusiva en farmacias.
La práctica de la homeopatía me ha permitido tratar pacientes de todas las edades, por lo que he podido mantener vivos conocimientos médicos fuera del ámbito de la pediatría. Cuando se es médico, se siente la medicina como una y es muy gratificante proporcionar soluciones de salud también a pacientes fuera del ámbito de tu especialidad previo informe de otros médicos especialistas.
Me gustaría comentarles en este artículo, que ha supuesto para mí como médico el incorporar medicamentos homeopáticos en la práctica diaria, tanto pública como privada.
En pediatría, la mayor parte de la patología se circunscribe a procesos de tipo vírico- en los que el tratamiento es puramente sintomático-, problemas digestivos y dermatológicos e innumerables procesos de repetición desesperantes tanto para los padres como para el pediatra.
A lo largo de mi ejercicio profesional he podido constatar cómo se han ido reduciendo las posibilidades farmacológicas convencionales y su eficacia a la hora de tratar síntomas como la tos, catarro o diarrea tan frecuentes en pediatría. De hecho, en su gran mayoría no están subvencionados por los servicios públicos de salud al considerarse fármacos de utilidad terapéutica baja.
Esta situación es especialmente llamativa en los niños más pequeños en los que según la ficha técnica emitida por el Ministerio de Sanidad, no deben ser utilizados por debajo de los dos años. En la práctica, se utilizan al margen de las recomendaciones de dicha ficha ya que no se han visto efectos secundarios importantes, pero en cualquier caso al margen de las recomendaciones sanitarias.
Resulta muy satisfactorio descubrir en los medicamentos homeopáticos un tratamiento específico para distintos de procesos respiratorios y digestivos habituales en los niños y para los que solo se prescriben antitérmicos y antiinflamatorios, más aún cuando son seguros a cualquier edad y adaptables a la expresión más o menos aguda de la enfermedad.
Por lo que hace a las patologías de repetición, es insustituible el contar con medicamentos que reducen o hacen desaparecer la tendencia a la recaída de faringoamigdalitis, laringitis, traqueítis, otitis y un largo etcétera de enfermedades propias de la infancia.
En los problemas dermatológicos los medicamentos homeopáticos permiten el tratamiento específico de las distintas lesiones, algo en muchas ocasiones vedado a la dermatología convencional que acaba recurriendo de manera muy frecuente a los corticoides tópicos y/o orales.
La visión de conjunto del enfermo que posibilita la terapéutica homeopática hace posible tratar los problemas alérgicos desde una óptica mucho más amplia que la de la simple reactividad del enfermo, obteniendo así muy buenos resultados.
La historia clínica completa que se realiza en homeopatía y que tiene en cuenta la idiosincrasia del enfermo, me ha permitido ir más allá de la enfermedad hasta llegar a conocer qué tipo de persona la padece, que puede haberla desencadenado, que cambios particulares produce en su estado previo de salud, que circunstancias le hacen mejorar o empeorar su padecimiento, así como poner en valor su morfología y características psicológicas.
En ocasiones los padres se sorprenden al preguntarles sobre hábitos del niño o peculiaridades de su personalidad a los pocos minutos de la consulta simplemente conociendo sus padecimientos y observando sus características físicas.
Mucha de esta información, que para la mayoría de pediatras que no conocen la homeopatía no tienen valor, me han sido de gran utilidad a la hora de tratar de forma individualizada y por tanto más específica y eficaz, las enfermedades de mis pequeños pacientes.
Como ocurre en casi todas las profesiones, el sector de la salud también se ve afectado por el intrusismo y la charlatanería, lo que da lugar en muchas ocasiones a una criminalización generalizada del médico homeópata.
Las campañas de ataque orquestadas en torno a la homeopatía por parte de sectores sanitarios y no sanitarios reflejan en general un desconocimiento supino de la homeopatía y una absoluta falta de respeto de profesionales colegiados y con una larga experiencia de ejercicio médico como es mi caso.
Palabras como charlatanería, sugestión, placebo, estafa, etc., en ocasiones de boca de responsables sanitarios de alto nivel, solo evidencian una absoluta falta de información por parte de quien las emite y que en general no ha tenido el más mínimo interés en contrastar con profesionales en ejercicio y colegiados, aunque si con asociaciones no sanitarias igual de desinformadas.
Medicamentos de venta exclusiva en farmacias, reconocidos como tales por la Agencia Europea del Medicamento, utilizados por millones de pacientes en el mundo y prescritos por profesionales colegiados, son ridiculizados por el simple temor a lo desconocido y personalizado en el ataque más burdo a los profesionales que los prescriben.
En ningún momento mi formación como médico convencional ha visto coartada la posibilidad de prescripción de fármacos convencionales cuando han sido necesarios. Soy médico en primer lugar, luego pediatra y por último homeópata.
Me resulta triste que la gran mayoría de mis compañeros desconozcan soluciones seguras, eficaces y muy versátiles a la hora de tratar a sus pacientes. Solo quien ignora la terapéutica homeopática puede caer en el ridículo de plantearse porque no existen anticonceptivos homeopáticos.
Mientras los tiempos cambian y los intereses económicos lo permite, seguiré tratando a mis pequeños pacientes con el tratamiento más adecuado para ellos, sea convencional, homeopático o ambos y no solo en enfermedades leves. Los resultados me dicen que estoy en el buen camino.

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